Julia Navarro – Escaño Cero – Con la corbata al cuello.


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

Como en nuestro país no hay suficientes problemas, algunos políticos se entretienen provocando debates para entretenerse. De la misma manera que los anuncios del turrón llegan por diciembre, se va a poner de moda (bueno mientras sea ministro) que cada verano el titular de Industria, Miguel Sebastián, se plante en el Congreso sin corbata rompiendo la norma no escrita de que un representante del Gobierno y de la soberanía popular debe de acudir al Parlamento vestido con formalidad.

Pero al ministro Sebastián le gusta provocar al presidente del Congreso, José Bono, y sobre todo llamar la atención del personal. El dice que su llamada de atención es sobre el derroche energético, ya saben, gastamos mucho en aire acondicionado cuando aligerándonos de ropa podríamos pasar del dichoso aire artificial.

A mí, el debate me parece de una frivolidad insoportable en un momento en que el euro corre peligro, en que la construcción de Europa está a punto de esfumarse como una quimera, en que España tiene cinco millones de parados, y hay familias absolutamente desesperadas con todos sus miembros desempleados, etc, etc, etc.

Sí, algunos dirán que qué más da que Miguel Sebastián acuda al Congreso sin corbata. Claro que puestos a ir más fresquitos los ministros también podrían ir en pantalones cortos, camiseta y chanclas. Ya puestos, ¿por qué no?

En realidad, Miguel Sebastián no está llamando la atención sobre el gasto de energía, sino que llama la atención sobre sí mismo convirtiéndose en protagonista por un día. En mi opinión, todo no da lo mismo y vivir en comunidad sólo es posible si hay unas normas que en la mayoría de los casos tienen que ver con la educación y el respeto hacia los demás.

Por eso, creo que tiene razón el presidente del Congreso, José Bono, al requerir al ministro Sebastián que «dé» ejemplo acudiendo al Congreso con la vestimenta con que los ciudadanos esperan ver a un ministro del Gobierno de España. Dice el refrán que el hábito no hace al monje, pero sin duda ayuda.

Y sería un espectáculo que sus señorías o los ministros acudieran al Congreso o a cualquier acto público unos sin corbata, otros con camiseta, los demás allá con pantalones cortos o en bermudas. No es eso lo que esperan los ciudadanos de quienes les representan y menos en un momento en que la sociedad española vive atenazada por la preocupación de la crisis y la falta de perspectivas para el futuro inmediato.

El ministro Miguel Sebastián ya ha llamado la atención un ratito así provocando tema para las conversaciones de pasillos. No me extraña que en las encuestas los políticos aparezcan tan mal valorados, porque algunos confunden lo colateral con lo sustancias.

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