Rosa Villacastín – El Abanico – Carla da el pistoletazo de salida al verano marbellí.


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

Hacía falta una inyección de optimismo, un acto social importante de gran proyección mediática, como ha sido la boda de Carla Goyanes y Jorge Benguria, para que Marbella recuperase su razón de ser, el esplendor que la hizo merecedora de tantos elogios y lugar de encuentro de los más variopintos personajes del cine, la política y las finanzas nacionales e internacionales, hasta que la larga mano de la corrupción convirtió la Costa del Sol en un lugar maldito, que había que evitar para no tropezarse con gente de la catadura moral de Jesús Gil y Gil, Juan Antonio Roca, Julián Muñoz y todos los que de una u otra manera han estado o están relacionados con la «Operación Malaya».

Un enlace que reunió a familias que son ya una institución en la Costa del Sol, tal es el caso de los padres de la novia -Carlos y Cari Goyanes-Lapique, su hermana Mariam y su cuñado Alfonso Cortina, así como sus hijos y nietos-. Gunilla von Bismarck, que ha encontrado en su hijo Luis y en su nuera Elisabet Dufu, unos dignos representantes. El periodista José Maria García y Montse Fraile, su mujer. Phillip Junot, el que fuera primer marido de Carolina de Mónaco, hoy padre feliz de tres jóvenes que son su vivo retrato. Fernando Fernández Tapias y su esposa Nuria González; Pepe Barroso y Mónica Silva, su mujer; Elena Cue, tía de la novia, y una de las mujeres más bellas del panorama nacional, prueba de ello es cómo revoloteaban los señores a su alrededor. Y cómo no Nati Abascal, elegantísima con un traje que sólo ella puede ponerse, y a quien acompañaban sus hijos Luis y Rafael Medina Sidonia, así como Jaime de Marichalar, los joyeros Lola y Benito Suárez, y Maribel Yébenes, por cuyo instituto de belleza pasan las mujeres más famosas de la sociedad madrileña.

Una cita casi obligada a la que no podía faltar el ex banquero José María Amusátegui y Amalia su mujer, así como Ana Gamazo de Abelló, una de las mujeres más solidarias que conozco, y que ha sabido inculcar a sus hijos el amor por una tierra que digan lo que digan, sigue siendo un lugar privilegiado por su clima, por su vegetación, por su actividad social y empresarial, no sólo en verano sino en cualquier otra época del año. Prueba de ello es la cantidad de marcas de lujo instaladas en Puerto Banus, que se han convertido en punto de encuentro de los magnates más ricos de Europa y de los países árabes.

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