Andrés Aberasturi – ¿Quién regenerará la democracia?


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

Seguramente Camps y Grecia fueron las palabras más repetidas ayer en todos los medios de comunicación. Y hoy, claro, sigue la resaca. Pues esto es lo que hay y aunque los dos protagonismos no son comparables, han compartido sesudas reflexiones, finas ironías y algunas barbaridades. Pero lo de Grecia seguirá y lo de Camps pasará a la pequeña historia y nadie hablará de su dimisión a la vuelta del verano. Sic transit gloria mundi o, sin exagerar, así pasa la gloria de un partido, de un partidario, de un hombre cuyo error fundamental fue decir no en lugar de decir sí un par de veces: «No acepto regalos» y «no he pagado los dichosos trajes, pero si es por eso el problema, ahora mismo los pago o lo devuelvo». Pero no supo decir que no o no calculó la repercusión de sus actos y ahora pasa lo que pasa y quede claro que es -desde mi punto de vista- lo que debe pasar, lo que debería haber pasado hace mucho y lo que puede volver a pasar en el Partido Popular en cualquier momento. Claro que para ser serios, tampoco son admisibles los ERES de Andalucía, por poner un ejemplo, pero no se trata de equilibrar indignidades.

Yo no sé cómo va a llegar el PP a las elecciones generales sean cuando sean, pero aunque el poder borre muchas cosas, les queda aun un larguísimo vía crucis por culpa de unos cuantos que han exprimido hasta la nausea su poder en el partido en beneficio propio, han negociado con la buena voluntad de muchísimos votantes y de muchos militantes honrados y han logrado amasar fortunas en un zoco que apesta desde lejos. Lo de Camps, aunque parezca mentira, que por ahora sólo se limita al tema de los trajes, es casi de risa de puro cutre, de puro anecdótico, de puro sainete con ese personaje, el sastre tomador de medidas que parece sacado de la 13 Rue del Percebe.

Puede pasar -y hasta es posible que pase- que Camps cierre el capítulo de los escándalos o que lo que tenga que decir Bárcenas, el eterno ex, sea el punto final de una historia o abra la espita por la que circulen nombres que igual ni esperamos. No lo sé, allá el PP y su extraña relación interna en la que la mitad no comulga con la otra mitad, donde no coinciden ni en los pasillos Mato, Soraya o la Cospe, donde desde Galicia se habla con Madrid pero se mira de reojo a Andalucía. Y Rajoy presidiendo en silencio, administrando los tiempos en lugar de administrar los fondos.

En un debate televisivo de esos a los que ya no voy porque se trata de gritar cuanto más mejor, después de oír a un compañero más sociata que ZP y a otro mas pepero que Rajoy reclamar regeneración democrática, sólo pude musitar: ¿Y quién la trae, los del Gürtel o los de los ERES?

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