Otra televisión es posible (II)

(Véase: «Otra televisión es posible (I)»)

LA NUEVA TELEVISIÓN ENCARNA EL MODELO “QUEER”, UN MOVIMIENTO QUE AGRUPA TODO LO MARGINAL, PROVOCADOR Y PERVERTIDO

El nuevo modelo de TV es una parodia de lo que debe ser un medio cuyo fin último –así era en su origen—es entretener y divertir. Hoy no se busca la excelencia, ni siquiera la calidad, sino lo rentable. Cuota de pantalla, share o rating son palabras mágicas con la categoría de mantrams que los responsables de los programas invocan en un continuo sin vivir. Los nuevos divos y divas televisivos que ponen cara y voz a los programas, así como sus directores y guionistas están en consonancia con esta nueva tendencia destructiva en la que la aniquilación de los valores parece ser su cometido principal. No es que estos profesionales sean gente depravada o ligera per se; ellos no son sino un eslabón más de la cadena de transmisión del mensaje, pero sí hay que decir que sintonizan muy bien con el perfil demandado por “los dueños de las conciencias”, y no suelen hacer demasiados ascos a la hora de transmitir a la audiencia contenidos del guión que por grotescos o zafios, cuando no inmorales, les hubieran hecho sonrojar hace unos años.

Resulta indignante visionar estos espacios interminables cuyos contenidos son chascarrillos de mal gusto, calumnias, injurias, historias de maltrato, de cuernos, todo ello aderezado con tacos y blasfemias que salen de la boca de personajes de nula formación intelectual y de muy dudosa trayectoria vital. Lo preocupante es que su comportamiento y opiniones pueden influir –de hecho lo hacen—en el moldeamiento de una audiencia anestesiada y cautiva.

Se dice a menudo que al pueblo le gusta la “telebasura”, todo este conjunto de programas de corrala y griterío con insultos al por mayor, porque es la representación de un patio de vecinos en el que cada uno se ve representado. A mí me cuesta aceptarlo, por mi tendencia a creer en el ser humano y en su capacidad para captar lo bueno, lo bello y lo digno. No es la sociedad quien hace los guiones aunque el share decida si un programa continúa o no en la parrilla. Sí creo que la sociedad está muy manipulada, a la vez que desorientada. Y aunque la crítica va dirigida a todas las cadenas, es de dominio público que la voracidad de Tele 5 es excesiva. La cadena de Berlusconi-Vasile ha traspasado todos los límites. Es cierto que aún no se han atrevido con un snuff, pero no andarán lejos. No quiero dar ideas, pero estoy esperando que habiliten un plató-coliseo con combates de gladiadores para que la audiencia tenga su muerto diario. Eso sí, en directo. Y, ¿de cuantos millones estamos hablando? No de telespectadores, sino de euros. Pues muchos, si tenemos en cuenta que un punto de share supone 7.500.000 euros.

Podríamos definir la cadena de Vasile como una “televisión queer”. Haciendo una analogía con este movimiento, si los queer no buscan integrarse en la sociedad sino que ésta acepte sus extravagancias como algo normal, del Canal 5 en bloque se puede decir lo mismo.

Pero he aquí lo peor: Estos espectáculos circenses tienen lugar en horario protegido y protegido reforzado. (Es horario protegido desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche; y dentro de esa franja, de 8 a 9 de la mañana y de 5 a 8 de la tarde se considera horario protegido reforzado). Nuestros niños, en muchos casos, acompañados sólo por la televisión como única educadora en ese horario, están sometidos a esta dieta televisiva programada para adultos. Y estos desaprensivos están encantados de contar entre su audiencia a los más pequeños.

Los dating shows o concursos en los que intervienen parejas que se conocen en el programa, los realities o los talk shows en los que personajes anónimos cuentan sus desgracias. El resto del arco lo ocupan series de dudoso gusto, donde se hace apología de la violencia, la promiscuidad, se denigra a la mujer y los valores en general. A este respecto dice Eugeny Zhukov: “Haciendo un paralelo evolutivo de la televisión, me doy cuenta de la involución de la educación en la pequeña pantalla. Los programas educativos desaparecieron poco a poco, para ser reemplazados por reality shows (concursos donde la cantidad del premio es inversamente proporcional a la dignidad de los participantes); novelas cuyo fin es vender morbo; noticieros (sangre, deportes y tetas), y nada más”.

Los programas infantiles han ido desapareciendo de las parrillas. La programación juvenil –salvo en algunas cadenas— es absolutamente desedificante. En mayor medida suelen ser series protagonizadas por jóvenes hedonistas y amorales que poco tienen que ver con la realidad, y nada con el modelo que todos deseamos para nuestros hijos. Pero la televisión impone modas y tendencias, y además confiere rango de normalidad a lo excepcional si es expuesto en la dosis adecuada. Y los antivalores son más fáciles de transmitir-inculcar si son los chicos guapos de la peli quienes difunden el mensaje.

Dice Kart Popper que la valoración de la televisión ha de hacerse en clave moral y no de audiencia. Él, que era muy crítico con la TV, sobre todo al final de su vida, ya empezaba a vislumbrar el papel manipulador de este juguete mágico. Decía que un medio es bueno cuando ayuda al crecimiento y desarrollo del individuo y, por extensión, de los pueblos. Y en contraposición es negativo si propicia el falseo de la realidad o impide la evolución de los seres humanos en un sentido íntegro. La televisión no debe deseducar, y los contenidos televisivos no deben herir la sensibilidad de los telespectadores.

El filósofo y sociólogo francés, Jean Baudrillard, que tiene una idea pésima de la televisión debido a su poder de manipulación, no piensa nada bien de la sociedad. Cree que las masas no tienen ningún interés por la información, que se conforman con signos e imágenes porque el hombre ha perdido la imaginación, y el pensamiento único ha tomado cuerpo en la sociedad. No vamos a discutir las palabras de tan sesudo y respetado sociólogo, pero aun estando de acuerdo con él, no perdemos la esperanza de que una rebelión ciudadana contra la televisión deformante pueda darse, y de que en un futuro próximo este medio de comunicación tan apasionante pueda servir para algo más que como proyector de todo lo feo, denigrante e inmoral que hay en el mundo.

___________________
Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora
Directora de Ourense siglo XXI
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
www.magdalenadelamo.com
[email protected]
(20/07/2011)

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

Lo más leído