En qué gasta el dinero la Iglesia.

La izquierda mal llamada progresista tiene la costumbre centenaria de intoxicar a sus seguidores con discursos demagógicos aderezados con datos falsos, que no por mucho repetirlos se hacen más veraces, aunque Goebbels haya sentenciado que “una mentira repetida mil veces es una verdad”. La mentira-calumnia ha sido empleada a lo largo de la historia como arma de destrucción masiva contra los ciudadanos, con fines aviesos y perversos.

Las mentiras y los ataques a la Iglesia católica siempre son rentables. A propósito de la JMJ los anticatólicos irracionales de la izquierda, sin nada que decir, ni nada que ofrecer a la sociedad, han salido a la calle a enturbiar la fiesta de los peregrinos, con pancartas hirientes y agresiones físicas y verbales a unos jóvenes que paseaban por Madrid sin más armas que sus cruces al cuello. Por su parte, los medios laicistas, culpables subsidiarios de la crisis social de los españoles, siguen encizañando con las viejas patrañas de siempre, esta vez con el añadido del gasto público que genera la visita del Papa en un país mermado por la crisis. Y ya de paso han aprovechado para acusar a la Iglesia de vivir a costa del Estado. Es la mentira añeja y con solera, repetida una y otra vez.

Siguiendo el mandato de Cristo en el Sermón de la Montaña, “…lo que haga tu mano derecha que no lo sepa la izquierda”, la Iglesia no suele prestarse a demasiadas aclaraciones. Y está bien, pero en el mundo mediático de hoy, donde todo se visibiliza y lo que no sale en los medios no existe, no estaría de más que la obra social de la Iglesia fuera más publicitada, para conocimiento incluso de los propios católicos. En abstracto todos sabemos que la Iglesia realiza una intensa labor social, pero a menudo no disponemos de datos concretos. Damos a continuación unas cuantas cifras del año 2005, recibidas por correo electrónico de una fuente fiable, que pueden ayudar a reflexionar a más de uno y a sentirse avergonzados a muchos.

Sólo en educación, la Iglesia le permite al Estado un ahorro de varios miles de millones de euros al año. Si tenemos en cuenta que sus 5.141 centros de enseñanza acogen a 990.774 alumnos, y que cada uno le ahorra 3 millones de euros al año, sólo es cuestión de multiplicar. Sanidad es otra de las parcelas hacia las que la Iglesia focaliza su ayuda desde que ya en los tempranos días del siglo IV San Basilio de Capadocia construyera a la entrada de Cesarea la “primera ciudad hospitalaria” para acoger a niños, pobres y enfermos, sin distinción de clase, raza o confesión. Medicina y catolicismo se asimilan hasta el punto de merecer éste para los paganos la denominación de “religión de enfermos”. Éste es el origen de la sanidad pública, que llegó de la mano del cristianismo. No se entendía hasta entonces que cualquier ser humano, de cualquier origen y condición, y sin ningún patrimonio tuviera derecho a ser atendido en su enfermedad, simplemente por su dignidad de hijo de Dios. Por favor, ¡aprendan esto los laicistas!

En la actualidad, la Iglesia tiene a su cargo 107 hospitales que le permiten al Estado un ahorro anual de 50 millones de euros. A esto hay que añadir 1.004 centros que desempeñan la labor de ambulatorios, dispensarios, residencias de ancianos, centros de minusválidos, hogares de transeúntes y de enfermos terminales de sida, con un total de 51.312 camas. El ahorro por año de estas instituciones es de 4 millones de euros por centro. Hay que contar también 365 centros de reeducación para marginados sociales: prostitutas, expresidiarios y extoxicómanos, por las que pasan más de 50.000 personas al año, lo que le permite al Estado ahorrar medio millón de euros por centro. Hay que añadir 937 orfanatos que acogen a 10.835 niños abandonados, que ahorran al Estado más de 100.000 euros por centro al año.

Continuamos con más cifras. El 80 por ciento del gasto de conservación y mantenimiento del patrimonio histórico-artístico de la Iglesia, que es de uso libre para todos los ciudadanos y del que todos nos sentimos orgullosos, corre también a su cargo. Anualmente, el gasto de Cáritas asciende a 155 millones de euros y el de Manos Unidas a 43, a los que hay que añadir 21 millones de euros más, por las Obras Misionales Pontificias (Domund). Es conveniente resaltar que casi la totalidad de las personas que colaboran con Cáritas y Manos Unidas lo hacen en calidad de voluntarios.

El obispo de Zaragoza, monseñor Ureña y el reconocido economista José Barea han calculado el gasto total ahorrado al Estado en más de 30.000 millones de euros anuales. Esto quiere decir que si la Iglesia dejara de contribuir al bien social el caos económico sería de dimensiones considerables y los más afectados serían los más necesitados.

Termino el artículo dejando en el aire unas cuantas preguntas: ¿Trabajarían gratis los laicistas como lo hacen los católicos? ¿Cuántos comedores para indigentes gestiona CC.OO.? ¿Cuántos hospitales para enfermos terminales y de sida mantiene abiertos la UGT? ¿A dónde puede acudir un necesitado a tomar un plato de sopa? ¿A la sede del PP? ¿A la del PSOE? ¿A la de IU? Me temo que a ninguna. Y sin embargo, ellos sí viven de nuestros impuestos. La Iglesia, da. La Iglesia es la gran madre generosa, siempre dispuesta a ayudar a todos, incluso a sus perseguidores.

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Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora
Directora de Ourense siglo XXI
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
www.magdalenadelamo.com
[email protected]
(20/08/2011)

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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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