Carmen Tomás – Un plan frente a la nada.


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Los españoles encuestados ayer por casi todos los medios de comunicación españoles dieron a Mariano Rajoy ganador en el debate electoral que mantuvieron los candidatos del PP y del PSOE. En mi opinión, no se equivocan. Seguramente a muchos nos hubiera gustado ver a un Mariano Rajoy más peleón, pero ese no era su debate. Con una ventaja de 17 puntos en las encuestas se trataba de mantener esa distancia. Más necesidad de convencer a los suyos tenía Rubalcaba y se le notaba. Vimos a un Rubalcaba nervioso, que se dio por derrotado, impreciso, demagógico, sin nada nuevo que ofrecer y mucha mochila a las espaldas. El candidato del PP, por el contrario, fue preciso en el diagnóstico de la situación y quien es el culpable, tranquilo, seguro en el manejo de los datos y con el único objetivo de generar confianza dentro y fuera de España.

El candidato socialista se dedicó a embarrar el campo, a sembrar dudas, a mentir, a lanzar insidias y me temo que ese discurso ya no se lo cree nadie. Los ciudadanos no quieren ni bronca ni pelea, quieren y necesitan soluciones. Cómo no se echaron de menos algunos asuntos candentes relacionados con la corrupción, las instituciones, los desafíos territoriales. Creo que el formato no lo permitía, bien porque está pensado para eso o porque lo pactaron. Es el problema de que haya un único debate y con un moderador que no hace de periodista. Los debates deberían ser el pan nuestro de cada día y el orden y las preguntas lo deberían poner periodistas aguerridos que metan cuchara. Pero, esa es otra historia. Con los mimbres que había, no hay duda de que Rajoy ofreció a los españoles un plan de gobierno para sacar a España de la crisis. Rubalcaba, sin embargo, al margen de subidas de impuestos y apelar a distintas organizaciones europeas para que nos saquen del pozo, poco más. El lastre que lleva a la espalda le resta toda credibilidad. No pudo quitárselo, aunque no nombrara ni a Zapatero ni al PSOE. Le acompaña como una losa y ni sus miradas a la cámara, ni los guiños a sindicatos y 15-M, ni sus pretendidas frases grandilocuentes lograron, creo, darle ni un voto.

Ni una sola vez pronunció Rubalcaba la palabra austeridad. Al contrario, quiere seguir gastando y pedir tiempo muerto a la Unión Europea. Nada tampoco de responsabilidades. Rajoy sin embargo fue quizás el término que más usó, porque es una de las demandas de los ciudadanos. En fin, un debate que generó más expectación que resultados. Un trámite democrático que hay que cambiar sí o sí de formato si quiere realmente llegar a los votantes.

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