Cayetano González – Uso electoral.


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Diferentes dirigentes del PSOE no se han cansado de repetir en los últimos meses que no había que hacer un uso electoral del supuesto final de ETA y llevan unos días que no hacen otra cosa. Empezó Felipe González en el mitin de Dos Hermanas en Sevilla el pasado sábado cuando dejó caer la especie de que el PP había podido hacer alguna gestión para retrasar el comunicado de la banda terrorista en que esta anunció el cese definitivo de lo que ella llama «actividad armada».

El miércoles, en Vitoria y Pamplona, siguió la fiesta, en sendos mítines con Rubalcaba como protagonista. En la capital alavesa, Patxi López -que en este caso llegó al acto desde su casa- afeó al PP que no hubiera pedido perdón al PSOE después de recordar aquella acusación de Rajoy a Zapatero en un debate en el Congreso en la anterior legislatura -en pleno proceso de negociación política del Gobierno con ETA- cuando el líder del PP acusó al presidente del Gobierno de «traicionar a los muertos». En Pamplona, la candidata del PSN al Senado, María Chivite, se pasó de frenada pero dijo lo que muchos socialistas no se habían atrevido hasta ahora: Rubalcaba ha sido el ministro que acabó con ETA.

Hay que reconocer que el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno está siendo más comedido en esta cuestión que el resto de sus compañeros de partido. Quizás sea porque no se fía del todo, ya que como dijo hace muy pocos días desde la cárcel de Logroño el propio Otegui -ese al que Zapatero calificó de «hombre de paz»- «la paz todavía no llegará a Euskadi mientras que España y Francia no reconozcan el derecho a decidir de los vascos». Quizás sea porque sabe mejor que nadie que claro que ha habido concesiones políticas para conseguir que ETA anunciara su «cese definitivo» aunque no la disolución ni la entrega de las armas. ¿Qué otra cosa fue sino una gran concesión política permitir que ETA-Bildu estuviera en las elecciones municipales del pasado 22 de mayo? O quizás sea porque Rubalcaba sabe que esta cuestión no otorga rédito electoral alguno, porque los españoles ya lo dan por descontado.

En cualquier caso, que el lehendakari López se atreva a solicitar ahora que el PP que pida perdón al PSOE, olvidando que fue él quien en marzo del 2008 echó a patadas de la capilla ardiente del exconcejal socialista por Mondragón, Isaías Carrasco, a Mariano Rajoy y a María San Gil, o que fue él quien se reunió en un hotel de San Sebastián con los dirigentes de la ilegalizada Batasuna, Otegui y Rufino Etxeberría, provocando la indignación ante las propias puertas del hotel de Pilar Ruiz, la madre de Joseba Pagazaurtundua, o que fue él quien más presionó para que el Tribunal Constitucional permitiera presentarse a Bildu a las elecciones, no deja de tener su aquel. Pero ya se sabe que en campaña, desgraciadamente, vale todo.

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