MADRID, 18 (OTR/PRESS)
Si alguien le ha echado coraje y ganas en esta campaña electoral ha sido Alfredo Pérez Rubalcaba. El candidato socialista se ha batido el cobre de manera admirable teniendo en cuenta que ha tenido y tiene todos los elementos en contra. La suya ha sido una batalla contra la adversidad y, además, sin permitirse el lujo de perder la sonrisa.
En esta campaña electoral que se ha alargado durante muchos meses Rubalcaba ha sufrido más que ningún otro candidato los vaivenes de los mercados, las exigencias de Bruselas, las decisiones del presidente Zapatero, el dedo acusador de quienes le han recordado que él también ha sido participe de los desastres del Gobierno.
En realidad, Rubalcaba lo ha tenido todo en contra y aun así le ha echado valor y no se ha rendido, lo que le honra, porque realmente nadie se lo ha puesto fácil, y menos que nadie las decisiones por sorpresa del presidente Zapatero como el día en que decidió por su cuenta y riesgo, eso sí con el concurso de Rajoy, cambiarnos la Constitución para fijar un techo de déficit.
Las encuestas auguran un mal resultado para el PSOE, y seguramente será así, pero es de esperar que desde dentro del PSOE nadie le reproche al candidato socialista de esos resultados. No sería justo porque sencillamente a Rubalcaba le han mandado una misión imposible.
Las encuestas han reflejado con bastante fidelidad la animadversión profunda de los ciudadanos hacia el PSOE y sobre todo hacia el Gobierno Zapatero. Una animadversión que es la que les va a llevar a, más que previsiblemente, perder las elecciones. Si me apuran, en estos momentos salir a la calle a pedir el voto para el PSOE es un gesto casi heroico habida cuenta de las ganas que les tiene el personal.
Rubalcaba ha demostrado que es un político profesional capaz de hacer de tripas corazón, pero sobre todo ha dado una lección a su partido peleando sin dar la batalla por perdida a pesar de que, como es muy listo, sabe mejor que nadie que la suya era una misión imposible de cumplir.
Habrá que esperar a los resultados antes de adelantar cuál puede ser el futuro de Rubalcaba y del PSOE, pero al menos reconozcamos al candidato que no se ha arrugado y ha plantado cara a un destino que según las encuestas ya está escrito.
