MADRID, 24 (OTR/PRESS)
La reunión del miércoles por la tarde entre Zapatero y Rajoy fue inesperada y blindada por el silencio de ambas partes. La primera interpretación que se ha dado es que los trámites que concluyan con la toma de posesión del nuevo Gobierno puedan acelerarse dada la difícil situación económica y la ansiosa demanda de que el ganador de los comicios lance desde ya mismo sus mensajes y que ,incluso, de a conocer quién va a ser su ministro de Economía. El que los trámites puedan acelerarse, como máximo una semana, depende del Gobierno y del decreto firmado por el todavía Presidente señalando el día 13 de diciembre como fecha para la constitución de las cámaras. En el Partido Popular no hay intención de pedir modificación alguna y sí de cumplir escrupulosamente los plazos previstos. Se han aplicado lo que en el metro: «antes de entrar, dejen salir». Quieren ser respetuosos con los plazos y con el propio Gobierno en funciones. No quieren prisas que puedan interpretarse como ansiedad.
Y en el PP no hay exactamente ansiedad pero si preocupación. Saben que se van a encontrar con una opinión pública con mucha capacidad crítica y que en un plazo más corto que largo va a exigir resultados o por lo menos atisbos de resultados. A esta sociedad se va a dirigir Mariano Rajoy en el debate de investidura. Sabe que le miran millones de ojos dentro y fuera de España y solo entonces, en el debate de investidura, sabremos todos sus planes más inmediatos. Ni un día antes y solo un día después de este debate conoceremos la composición de su Gobierno.
Siendo como ha sido el PP el gran ganador de estas elecciones, no todas las miradas ni curiosidades se centran en este partido y en su líder. En paralelo a este traspaso de poderes sin ansiedad, el PSOE dirime sus propias ansiedades -que no son pocas- sabiendo que también ellos deben tomar medidas para recomponer lo que es -pese a los resultados- un gran partido. Hasta el momento de escribir estas líneas, Alfredo Pérez Rubalcaba guarda escrupuloso silencio que todos han optado por respetar. Poco a poco van aflorando posiciones, apoyo y críticas pero en gran medida el futuro más inmediato del PSOE va a depender del propio Pérez Rubalcaba que pese a la posición beligerante del PSM, del silencio del PSC y de otros, a día de hoy continúa siendo un «valor» para los socialistas.
Las elecciones les han colocado en posiciones diametralmente opuestas, pero Rajoy y Pérez Rubalcaba militan en la causa del silencio que suele ser buen compañero de los viajes difíciles y hay que reconocer que, salvando las distancias obvias, ni Rajoy ni Rubalcaba tienen por delante un viaje de recreo. Sus decisiones son importantes, muy importantes y nada de lo que hagan o digan dejará de tener consecuencias políticas. Nada nos gustaría más que saber todo lo que ronda por la cabeza de ambos pero los dos, sin ponerse previamente de acuerdo, han decidido huir de las ansiedades ajenas y, en silencio, ir tomando decisiones.
