MADRID, 5 (OTR/PRESS)
No es fácil entender que todos estemos en el mismo barco sorteando un iceberg tras otro y que la hipocresía siga siendo el denominador común de nuestra clase política. Cada debate sobre el estado de la nación desde que se instituyó la democracia culmina con la mano extendida del que ostenta el poder hacia la oposición para hacer el camino juntos. Igual ocurre en cada nueva investidura y en cada cambio de signo político del que llega a la gobernación del estado. Pero nada se hace después. ZP se equivocó creyendo que podía aislar al PP (el famoso «cordón sanitario») como se equivocará el PP si cree que con la mayoría absoluta puede prescindir del resto, como se equivocará el resto si cree que debe oponerse en la calle y agitar a la ciudadanía contra unas medidas que van a ser duras.
Los anuncios no presagian nada bueno. Por una parte la ministra de los dineros, la señora Salgado tiene el valor de afirmar que «dejamos una economía mas autosuficiente y sostenible» y lo dice cuando sabe mejor que nadie que la caja de la Seguridad Social está al borde de la quiebra, que hemos estado, como país, al menos tres veces rescatados bajo cuerda de la bancarrota y que tenemos cinco millones de parados. Si con esas cifras y otras que irán saliendo, se van convencidos de que han dejado una buena herencia, lo mejor que podría pasar en el Congreso del PSOE es que se planteen serenamente la cordura de sus líderes.
Pero es que por otra parte la izquierda de Cayo Lara y la de buena parte del propio PSOE y, naturalmente, los dos sindicatos que no han abierto la boca en estos años de desastre, están dispuestos a inflamar la calle ahora contra Cospedal y luego contra los presumibles recortes de Rajoy. Lo han anunciado/amenazado. Y volvemos a lo de siempre: ¿nos operamos nosotros mismos con la poca anestesia que nos queda o preferimos que nos mutilen por lo sano? Y sobre todo: ¿quién ha dejado que la gangrena se extendiera por buena parte del cuerpos social? Si es que parece que Cospedal, con la que no me une ni amistad personal ni afinidad ideológica, es la responsable del desastre económico de Castilla- La Mancha. Seamos un poco coherentes, intentemos al menos un ejercicio de cierta independencia crítica y reconozcamos que en casi todas las autonomías se ha gastado más de la cuenta pero en algunas se ha derrochado hasta la insensatez dejando una deuda verdaderamente insoportable; reconozcamos que desde 2010, al Gobierno de ZP le entró el pánico y no entendía nada y fue un verdadero desastre inactivo y contradictorio al que ahora o nos enfrentamos todos o nos lo van arreglar a lo bruto y sin miramientos desde fuera.
No sé como acabará el Congreso del PSOE y si será Rubalcaba el elegido. Seguramente sí. Tampoco sé cuales serán los recortes con los que Rajoy tomará posesión como responsable del Gobierno. Lo que si sé es que si uno no cuenta con el otro y los sindicatos no entienden la crítica situación de todos, terminaremos malviviendo nosotros y dejando una herencia maldita por lo menos a dos generaciones. Tienen todos ellos una responsabilidad histórica y sólo queda esperar que ellos, todos, así lo entiendan y sean capaces de asumir sus responsabilidades. Pero qué poca fe le queda a uno de que eso ocurra*