MADRID, 5 (OTR/PRESS)
Mientras los españoles se van de puente, el destino de España se juega en Bruselas. O mejor, en la discreta cocina europea con dos cocineros principales: la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de la República Francesa, Nicolás Sarkozy. Paciencia y barajar. Nuestra condición de potencia media no da para estar en los centros de decisión.
Para colmo, la situación política de nuestro país, en proceso de informal traspaso de poderes, nos encontramos con un presidente de Gobierno en funciones, Rodríguez Zapatero, que de hecho ya no ejerce, y un presidente del Gobierno «in pectore» que de ni de hecho ni de derecho puede tomar decisiones.
De modo que a estas alturas, en vísperas de la decisiva Cumbre Europa del 8-9 de diciembre, no sabemos exactamente en qué posición está España respecto a la presunta refundación europea en base a cesión de soberanía por arropamiento financiero. Según Merkel, aplicación del binomio solidaridad-responsabilidad, tal y como lo expuso el viernes 2 ante el Parlamento de su país, poniendo el énfasis en la responsabilidad.
Es la idea-fuerza en torno a la que girarán los mandatarios de la UE: cesión de soberanía para forjar una unión fiscal, además de la monetaria que ya existe, con un severo corsé de vigilancia presupuestaria y durísimas sanciones a los incumplidores. Piensa Merkel que quien presta arriesga y, por lo tanto, quien arriesga tiene derecho a controlar.
El otro cocinero principal, Nicolás Sarkozy, se dirigía a los franceses el mismo viernes 2, desde Tolon, para secundar el llamamiento a la refundación de la Unión Europea de la mano de Alemania. Pero poniendo el énfasis en el segundo término del binomio. Es decir, en la solidaridad. Por ejemplo, apelando a la necesidad de convertir el BCE en prestamista de último recurso como antídoto ideal contra los especuladores.
Merkel y Sarkozy, reunidos este lunes en Paris, siguen dándole vueltas al susodicho binomio solidaridad-responsabilidad. Y cuando hayan consensuado sus respectivas posiciones, las entregarán en Bruselas a Van Rompuy, presidente permanente, para que éste las lleve a la Eurocumbre como iniciativas del Consejo Europeo, una vez puestas en relación con las que habrán entregado ya otros Estados, España entre ellos.
Se moverán entre lo urgente (liquidez) y lo importante (reinvención). Y no sólo para resolver los problemas actuales sino para afrontar los que vienen. Una recesión que arrastra a 23 millones de parados y una Europa políticamente cuarteada. La que sigue a Merkel, la que sigue a Sarkozy, la que no sigue a ninguno de los dos, la de los 27 del mercado único, la de los 17 de la monea única, la de los 10 que no están en el Euro pero si en el mercado único. Y los rescatados (casi proscritos), como Grecia, Portugal e Irlanda. Casi nada para ese «patrimonio de la Humanidad» que es el Viejo Continente, según expresión de Lula da Silva, ex presidente de Brasil.