MADRID, 5 (OTR/PRESS)
Puede que estas Navidades miles de ciudadanos vean trastocadas sus vacaciones o viajes de trabajo a causa de una huelga de pilotos de Iberia. La compañía asegura que están dispuestos a negociar con los pilotos, y es de esperar que sea así y sobre todo que la negociación lleve a buen puerto.
En cuanto a los motivos de la huelga, permítanme decir que en mi opinión son más que razonables los argumentos de los pilotos, o mejor dicho sus temores, de que Iberia termine convertida en una línea aérea menor. Y es que, al parecer, la compañía quiere crear una línea aérea de bajo costo que llamarían Iberia Express. Temen los pilotos, y con razón, que al final Iberia termine siendo desnaturalizada y se quede como una compañía aérea auxiliar o, como dicen ellos mismos, en una especie de hermano menor del holding IAG, donde quien saldría beneficiado sería Britis Airways que crecería en el largo radio a costa de Iberia.
Desde la compañía se asegura que los pilotos no se verán afectados en cuanto a sus sueldos, pero me parece a mí que el quid de la cuestión no son solo los sueldos o las condiciones laborales, sino el futuro de Iberia, de qué clase de compañía aérea será Iberia. No digo yo que las fusiones no puedan resultar beneficiosas, pero estoy con los pilotos en que esa fusión con Britis Airways lo que no puede es llevarse por delante a la que ha sido nuestra compañía de bandera.
Verán mi compañía aérea favorita es Iberia. Es de la que más me fío. Pero esa confianza nace de la profesionalidad del personal de la compañía. Por ejemplo, los pilotos. Creo que los pilotos de Iberia están entre los mejores del mundo, de la misma manera que el personal de cabina siempre suele ser correcto y amable, dispuestos a hacer los vuelos lo más cómodos posible.
La seguridad que me transmite volar en Iberia hace que siempre prefiera un vuelo de esta compañía aunque el horario me venga peor que el de otra, y no son pocas las veces que yo misma me digo que es absurda esa fidelidad que le tengo a Iberia. Sí, ya se que en ocasiones peca de impuntual, y que no suelen dar información sobre la verdadera razón del retraso de un vuelo, pero pese a este y a otros inconvenientes yo continúo prefiriendo a la compañía aérea española. Eso sí, me produce una irritación profunda comprar un billete de Iberia y encontrarme que ese vuelo lo «opera» otra compañía. El pasado verano, sin ir más lejos, me enfade de lo lindo cuando me vi camino de Palma de Mallorca en un vuelo de Vueling cuando yo lo que había comprado era un billete a Iberia.
De manera que estoy entre los usuarios de Iberia que siente cierta inquietud ante la posibilidad de que deje de ser esa compañía que ofrecía unos servicios determinados a quienes viajaban para convertirla en una línea de bajo coste. Si uno quiere un vuelo de bajo coste lo busca, pero si se compra un billete de Iberia es que se está buscando otra cosa, es decir, se está buscando viajar con cierta comodidad, atención y, sobre todo, seguridad. Una línea de bajo coste es una cosa, nuestra Iberia tal y como la hemos conocido y aún es, pues es otra.
Confío en que los actuales responsables de la compañía no terminen convirtiéndola en lo que no es y por tanto escuchen a los pilotos, negocien y sean capaces entre todos de consensuar una solución que sobre todo beneficie a los usuarios.