Cayetano González – Rajoy en Europa.


MADRID, 08 (OTR/PRESS)

El Presidente del Gobierno electo -urge una reforma de la ley electoral para acortar los plazos entre el día de las elecciones y la sesión de investidura- ha dedicado la fiesta de la Inmaculada a celebrar en Marsella una serie de reuniones muy importantes para el futuro de España. Por un lado, Rajoy se ha visto con los dos líderes que ahora mandan en Europa: el Presidente de Francia, Nicolás Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel y por otro, con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner.

A sus interlocutores, Rajoy les ha mandado el mismo mensaje: España es un país serio que está dispuesto a hacer todos los esfuerzos necesarios y a tomar todas las medidas que sean precisas para cumplir sus compromisos, especialmente el de un déficit máximo del 4,4% a finales del año 2012.

Para conseguirlo, Rajoy ya ha anunciado que la primera ley que aprobará su Gobierno -el primer Consejo de Ministros está previsto que se celebre en la víspera de la Nochebuena- será la que desarrolle el principio de estabilidad presupuestaria tras la reforma-exprés pactada por el PSOE y el PP a finales del pasado verano del artículo 135 de la Constitución: «nos proponemos no gastar lo que no tenemos, el control del déficit público y una deuda razonable» dijo el Presidente electo el pasado martes durante los actos conmemorativos del trigésimo tercer aniversario de la aprobación de la Constitución.

Asimismo, Rajoy, cuyo margen de maniobra es muy estrecho, se ha sumado a la «hoja de ruta» aprobada el pasado lunes en París por Merkel y Sarkozy y que conlleva una reforma de los Tratados de la Unión Europa que tiene como principales objetivos: diseñar una política económica común para los 27 países que conforman el Tratado, una fiscalidad armonizada y un blindaje del euro.

Hace bien Rajoy en sumarse a ese carro, que es en definitiva quien tira de Europa, y no enredarse con el debate de si son necesarios o no los eurobonos para afrontar esta crisis, tal y como defiende por ejemplo el Presidente francés pero que sin embargo ha tenido que aparcar esa exigencia ante la oposición a la misma de Angela Merkel.

La confianza que puede transmitir un gobernante a los mercados internacionales, a los líderes de otros Países, es un intangible que por su misma definición es muy difícil de medir. Pero lo que parece evidente es que la que podía tener el Presidente saliente estaba absolutamente agotada. Zapatero la dilapidó cuando primero negó la crisis y luego cuando tardó una eternidad en empezar a tomar las medidas que todo el mundo le pedía. En ese sentido, Rajoy, aunque con una situación económica muy delicada, parte de una posición más favorable. Como le deseó el Presidente del Congreso, José Bono, ¡ojalá! acierte en sus decisiones, porque de ello dependerá no sólo su suerte sino la de todos los españoles.

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