Charo Zarzalejos – Ordenen la casa.


MADRID, 08 (OTR/PRESS)

El asunto Urdangarín forma ya parte del paisaje informativo. Desde el punto de vista jurídico, no hay condena alguna, de manera que a día de hoy, el Duque de Palma es tan inocente como antes de que se conocieran todas sus andanzas.

La presunción de inocencia le acompaña, pero en la vida pública no todo se dirime entre lo ilegal y lo legal, entre lo legítimo y lo ilegítimo. En la vida pública la ética y la estética son tan exigibles como el estar limpio desde el punto de vista penal.

Muchos nos preguntamos cómo se ha podido llegar a esto. Como ha podido fallar de manera tan estrepitosa un mínimo control sobre los quehaceres de quienes tienen una especial obligación ante los ciudadanos. Tienen, los que pertenecen a la Casa Real, la obligación de la ejemplaridad, la sobriedad, el saber estar y tener claros los límites que nunca deben sobrepasarse.

El asunto Urdangarín, social e institucionalmente hablando, es desde todo punto de vista inasumible; imposible de contemplar sin un punto de perplejidad y sin una pizca de disgusto porque, por mucho que se quieran poner barreras y marcar distancias, Iñaki Urdangarín no deja de ser yerno del Rey.

Vistos los acontecimientos, la Casa del Rey, o sea, el Rey ha tomado la decisión de poner orden en la Casa y acotar el concepto de Familia Real a los herederos y a sus dos hijas, Leonor y Sofía. Así, una vez garantizada la sucesión, todo es más controlable. Las agendas de las Infantas Elena y Cristina, muy escuetas en los últimos tiempos, se verán aún más restringidas y solo los Príncipes de Asturias, como es natural, estarán en primera línea.

En este contexto, ha llamado la atención, no que la Reina viaje a estar con su hija Cristina, sino que la propia Reina haya dado el visto bueno para la publicación del correspondiente reportaje. Resulta llamativo, al menos para los legos en materia de Casa Real, que el Rey se haya encargado de hacer saber de su distanciamiento, no de su hija, pero sí de su yerno y al mismo tiempo la Reina haya querido que se sepa su cercanía a su hija, cosa bien lógica sobre todo en momentos duros, y a su propio yerno. Pudiendo alojarse en un hotel como ha hecho en otras ocasiones, ahora lo ha hecho en el domicilio de los Urdangarín. Pudiendo pasar unos días con su hija en Nueva York, ha estado cinco también con su yerno. Pudiendo evitar el reportaje en cuestión no lo haya hecho.

Es arriesgado hacer juicios. Solo digo que no acabo de entender este deseo explicito de mostrar apoyo a su yerno_así se ha entendido por tirios y troyanos_cuando el Rey, con extraordinario buen criterio, ha optado por poner orden en su Casa.

En España no sobran los problemas ni las incertidumbres. La Monarquía es una institución de primer orden, es la punta del abanico que nos une y en todas las democracias para que de verdad sean democracias serias y fuertes, algo, por intangible que resulte, por obsoleto que sea percibido por algunos, debe quedar fuera del debate y de los dimes y diretes. Los servicios del Rey a España han sido numerosos y algunos definitivos para que hoy España sea un espacio de libertad y cuando lo que nos rodea sólo nos transmite inquietud e incertidumbre, la Monarquía, la Jefatura del Estado es el único bastión seguro. Que nadie lo estropee porque ya tenemos bastante con lo que tenemos.

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