MADRID, 22 (OTR/PRESS)
En la cúspide, como es natural, el Presidente Mariano Rajoy. Inmediatamente después, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, porque el poder que acumula es punto y aparte. Luego y, solo luego, los doce miembros del nuevo Ejecutivo unidos todos por ser de la máxima confianza del responsable último del Gobierno. El equipo económico- Guindos y Montoro en el que habría que incluir a Fátima Báñez- es un equipo solvente, con experiencia y que sabe de antemano lo que va a tener entre manos. Nada más fácil que recordar que Guindos fue director de Lehman Brothers para España y Portugal , como si ese capítulo fuera lo único que ha hecho en su vida. Luis de Guindos tiene discurso, experiencia, conoce los fantasmagóricos mercados y sale de una confortable vida profesional para adentrarse en la aventura de ser el malo de la película lo cual tiene su mérito. Montoro es bien conocido por propios y extraños. En el 96 vivió circunstancias de extrema dificultad y salió vivo de la aventura y además contribuyó de manera decisiva a modificar el nefasto rumbo que atenazaba a España. Fátima Báñez es una mujer seria, preparada, rigurosa, discreta y tenaz. Es un buen fichaje.
Realmente en estas personas estarán puestos todos los ojos y más después de que el Presidente haya decidido ser también vicepresidente económico. Dárselo a Soraya Sáenz de Santamaría hubiera sido demasiado.
Las demás carteras son importantes. En todas ellas hay grandes asuntos pendientes. Desde Exteriores hasta Agricultura, pasando por Cultura y Educación tienen el objetivo de coadyudar a la salida de la crisis, a generar eso que algunos llaman «energías positivas». Más al margen de la obligada responsabilidad de afrontar con éxito la crisis y el desempleo quedan Defensa , Interior y Justicia. Defensa se ha convertido en una cartera que podría calificarse de «maría», una vez que el CNI pasa a la abultada cartera de Sáenz de Santamaría. La cartera de Interior, siempre considerado como un ministerio «de Estado» será dirigida por un hombre, Fernández Díaz, sin experiencia alguna en la materia -que es mucha e imbrincada- en momentos ciertamente delicados. La clase política vasca, en general no oculta su sorpresa por lo que creen es «perfil político muy bajo» y los populares vascos, también sorprendidos pero disciplinadamente callados, lo único que saben es que es de «toda confianza» del Presidente. No le conocen. Por fin, Justicia. Bien gestionada puede ayudar a rentabilizar mejor los escasos recursos con los que Gallardón va a tener que trabajar. A los seis meses de ser elegido alcalde, abandona el cargo para el que fue elegido. Ha sido llegar y besar el santo y así Ana Botella se va a convertir en alcaldesa de Madrid. Todo un poco precipitado, dicen algunos. Casi tanto como la comparecencia de Rajoy para anunciar su Gobierno. Un minuto y algunos segundos ante un buen numero de periodistas que se trasladaron a Moncloa para enterarse de lo mismo que se hubieran estado confortablemente en su mesa de trabajo. Eso no está bien.