Llamemos a las cosas por su nombre.

Si este verano los políticos tuvieron que suspender las vacaciones y los periodistas nos hinchamos a trabajar a golpe de látigo de los mercados, estas Navidades, salvo por los turrones, los belenes y las fiestas de guardar –o como dicen en Galicia, los días santos—, no lo parecen. Las iluminaciones navideñas de villas y ciudades han bajado vatios por la crisis, excepto Madrid, que para eso es la capital de España y a Gallardón le da igual millón más o menos. Luces y motivos que pueden servir tanto para el día del orgullo gay como para el carnaval. Ni una sola alusión a lo que de verdad representa la Navidad: el nacimiento del Niño Dios en Belén. Ni la Sagrada Familia, ni los Reyes, ni ángeles, ni nada. Tampoco se oyen villancicos, no vaya a ser que molesten a los usuarios de las mezquitas o a causa de la contaminación acústica. Vaya subterfugio tan tonto. Pero a lo que iba, por las noticias, no parece que estemos en Navidad.

La información no puede ser más de primera página. La ovación de tres minutos al Rey en la X inauguración de las Cortes demuestra cómo está la cosa. En otro momento hubiera resultado demasiado cortesano, como diría Peñafiel, pero a tan solo unas horas de la imputación de su yerno Iñaki Urdangarín, había que demostrarle cariño, y nada mejor para la ocasión que una buena cesta de Navidad repleta de aplausos en señal de apoyo a la Monarquía que consiguieron que el Rey se emocionara. “Eso impresiona y dice mucho”, remarcó el Príncipe. Eso sí, nos llamó la atención su malestar hacia quienes interpretaron –casi todos los medios conservadores— que en su discurso de Nochebuena había una alusión expresa a la presunta corrupción de su yerno y pidió que no se personalizase. En mi artículo del día 25, Urdangarín y el discurso del Rey dejo claras mis impresiones.

Continuando con la Casa Real, los tiempos cambian. Hoy, por primera vez se han hecho públicas las cuentas del Rey. Se dice que partió de Zarzuela y que no existe causa efecto entre el tema Urdangarín y esto, pero está claro que sí hay relación. El debate político-social arde en la calle, y la sociedad, más contestataria que nunca, quiere transparencia, y si no fuera por “el caso” todo hubiera seguido como hasta ahora. Me decía un republicano hace unos días que le estaba muy agradecido a Urdangarín porque gracias a él estaba más cerca el fin de la Monarquía. No supe si hablaba en serio o en broma. En cuanto a los más de ocho millones y medio de euros y cómo los distribuyen, no tengo nada que decir, aunque no me sirven las comparaciones con otras monarquías y otras repúblicas. Yo sólo les pido que sean dignos y ejemplares, sobre todo ejemplares, y eso implica también no emborrachar osos antes de cazarlos. Debería implicar también no cazar osos ni animal de ningún tipo. Felipe IV y esos reyes cazadores aquejados de gota, inmortalizados con el pincel de Velázquez, son de otra época y su imitación resulta anacrónica. Es cuestión de detalles.

Que Esquerra Republicana no haya acudido a las Cortes para no tener que soportar la presencia del Rey, mejor. Lo suyo está más en consonancia con la quema de fotos del Monarca y banderas rojo y gualda o escenificaciones sacrílegas con la corona de espinas del Nazareno. Y qué decir de Amaiur, los de los zulos y las bombas. Cuanto más lejos, mejor. Ojalá les entrara un berrinche y no aparecieran más. Pero no será así; tendremos que aguantarlos en su bancada inmunda y oír sus arengas al más puro estilo de Sabino Arana.

Mal presagio trae la foto robada al móvil de Rubalcaba cuando leía un mensaje: Me dice nuestra informadora en el Ayto de Madrid que Gallardon va Defensa (sic). Según la Mesa del Congreso no se puede tolerar que se publique información de este tipo porque podría tratarse de un asunto de mayor gravedad. ¿Se trata del derecho a la intimidad? ¿Se trata del derecho a la libertad de expresión? La solución es fácil. Si es en horas de trabajo –y en las Cortes se va a trabajar—no se deben tratar asuntos privados, por tanto, no se vulnerará nunca el derecho a la intimidad. ¿Olvidamos que gracias a los informadores gráficos han salido a la luz imágenes de diputados haciendo solitarios, visionando porno, o comprando por Internet desde su escaño? ¿Se vulneró el derecho a la intimidad de los irresponsables cogidos in fraganti? No es de recibo que cuando apenas se ha estrenado, el nuevo gobierno amenace ya con la suspensión por un año del periodista o fotógrafo que vulnere la intimidad de sus señorías. No, no es de recibo.

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Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora
Directora de Ourense siglo XXI
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
www.magdalenadelamo.com
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(29/12/2011)
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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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