Fermín Bocos – Mentiras y gordas.


MADRID, 4 (OTR/PRESS)

Pérez Rubalcaba debutó como escudero de Rodríguez Zapatero en vísperas del 14 de Marzo de 2004 con aquél lapidario: «Los españoles nos merecemos un Gobierno que no nos mienta». Siete años después, el Gobierno presidido por Zapatero se despedía mintiendo sobre el déficit: ocultando que era del 8 por ciento, no del 6 como habían proclamado. Mentira, pues y de las gordas. Pero están solos. Durante los meses y en la campaña electoral Mariano Rajoy se hinchó a decir que no subiría los impuestos porque, según él, no era así como se creaba empleo. En su condición de experto, Cristóbal Montoro, avalaba la misma idea rematándolo con un frase que, como la de Rubalcaba, queda ya para la antología de las cosas que se dicen y de las que luego uno se olvida «Subir los impuestos, es un disparate». Montoro dixit, Montoro olvida. Apenas llevan una semana al frente del nuevo Gobierno y les ha faltado tiempo para mandar al BOE una batería de medidas fiscales de naturaleza confiscatoria para la sufrida clase media de trabajadores asalariados y profesionales liberales.

Según estimaciones de expertos, la clase media aportará cerca del 60 por ciento de los 4.100 millones que pretende ingresar el Gobierno con la subida del IRPF. ¡A la fuerza ahorcan!, siempre pagan los mismos: las sufridas clases medias que no tienen el refugio de las SICAV, escudo del que sí disponen las grandes fortunas a las que nadie, ni socialistas ni populares, se atreven a meter mano. A juzgar por lo que circula por la Red y lo que se escucha, al decir de la gente en la calle, la subida de impuestos ha provocado una profunda indignación entre los propios votantes del PP.

Se sienten burlados por sus líderes. Y no vale decir que Zapatero les engañó en la cifra del déficit -que es cierto-, no vale porque el grueso de la desviación corresponde a las comunidades autónomas y en alguna muy señalada en ese registro (Valencia, 19,8 por ciento de déficit), los populares llevan gobernando desde hace más de una década. Nos crujen a impuestos (veremos qué pasa con el IVA), pero de reducción de lo prescindible -por ejemplo: subvenciones a los sindicatos, la patronal o los partidos políticos- poco, apenas un 20 por ciento. Lo dicho. Promesas de campaña: mentiras y gordas.

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