Cayetano González – El estilo Rajoy.


MADRID, 9 (OTR/PRESS)

Desde que el pasado 21 de diciembre juró su cargo ante el Rey, el nuevo presidente del Gobierno ha tenido una sola comparecencia ante la opinión pública. Fue ese mismo día y duró ochenta segundos: el tiempo que tardó en leer la lista de los nuevos ministros que integrarían su Gobierno. Desde entonces, Mariano Rajoy trabaja en silencio en su despacho del Palacio de la Moncloa. Por medio, su Gobierno ha aprobado la mayor subida de impuestos -IRPF, IBI y renta de capital- de nuestra historia reciente, contraviniendo en toda regla lo que había sido una de sus promesas estrella tanto en la campaña electoral como en el propio debate de investidura. La explicación de tan extrema medida quedó en manos de la vicepresidenta y de tres ministros del área económica del Ejecutivo.

Los que le conocen bien, destacan de Rajoy su «manejo magistral de los tiempos» que se puso claramente de manifiesto, según esas personas, en casos como el enfrentamiento Aguirre-Gallardón en Madrid o con Camps en Valencia a raíz de los ya famosos trajes de la trama Gürtel. Pero se olvidan esos fervorosos «marianistas» de otros casos que no se han resuelto tan favorablemente para el hoy inquilino de la Moncloa: léase la marcha del PP vasco de María San Gil o el sonoro portazo que dio el otrora «general secretario» del PP, Francisco Alvarez Cascos, que fundó un partido en su tierra natal, Foro Asturias, con el que ganó las elecciones autonómicas del pasado 20 de mayo.

También se dice de Rajoy que es bastante previsible, lo cual resulta un poco chocante cuando su primera medida como gobernante contradice claramente no sólo lo dicho en campaña sino la propia esencia liberal que inspira a su opción política. Pero admitiendo que lo sea, lo previsible es que el nuevo presidente del Gobierno no cambie mucho sus hábitos y sus modos de entender la política por el hecho de ocupar el sillón de la Moncloa. Y ahí puede radicar su gran error, porque obviamente no es lo mismo ser líder de la oposición que ser presidente del Gobierno de tu país.

Los ciudadanos españoles votaron mayoritariamente al PP y a Rajoy el pasado 20-N porque creían que para salir de la grave crisis económica era necesario confiar las riendas del Gobierno a otro partido y a otro líder distinto al PSOE y a Zapatero-Rubalcaba. De sobra saben esos ciudadanos que Rajoy no es un líder carismático, ni falta que hace. Lo importante es que acierte él y su equipo en cómo sacarnos de esta. Pero una cosa es eso y otra no dar personalmente la cara en un momento en que ha habido que tomar unas medidas tan excepcionales y tan en contra de lo prometido por el propio interesado como una subida tan fuerte de algunos impuestos. La democracia es un régimen de opinión pública y bien haría el nuevo presidente en prodigarse un poco más antes sus conciudadanos y no dejar esa tarea a sus segundos niveles.

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