Francisco Muro – Ese desencanto social.


MADRID, 31 (OTR/PRESS)

Cierto que no han pasado ni cincuenta días de la toma de posesión del nuevo Gobierno y que parece pronto para hacer valoraciones de quienes tienen que construir de forma rápida los nuevos cimientos de una situación desesperada. Cierto. Pero en la calle se percibe un desencanto social, un desenganche psicológico del apoyo que recibió el Gobierno de Mariano Rajoy porque nos han subido los impuestos en lugar de cumplir la promesa de bajarlos, nos están hablando todo el día de reformas para la consolidación del sistema financiero -a costa de los ciudadanos-, de recortes imprescindibles, de ajustarse el cinturón, de copagos que son repagos, de nuevas tasas, pero no hay apenas palabras -y menos, hechos- sobre las medidas imprescindibles para crear empleo, para impulsar contrataciones, para abrir nuevas vías de industrialización, poner en marcha sectores que se han muerto, incentivar el consumo… Parece como si el presidente quisiera hacer que le crean «los mercados» aun a costa de que dejen de creerle los ciudadanos.

Psicológicamente, este país está tocado. Y el presidente parece que también. «La reforma laboral me va a costar una huelga general» ha dicho. Es más que probable que se la convoquen los sindicatos, que de alguna manera tienen que justificar su función aunque sean incapaces siquiera de entenderse con la patronal. Pero no parece que el Gobierno esté dispuesto a explicar a los ciudadanos las razones de fondo de esa reforma y, sobre todo, qué nos espera después, para qué son estas reformas. ¿Sólo para contentar a Bruselas? Tampoco parece que haya ningún interés por alcanzar el máximo consenso posible ni en la economía ni en la Justicia ni en la educación por parte de quienes criticaban a Rodríguez Zapatero por imponer sus reformas sin escuchar a la oposición. Claro que eso se debe a un cambio importante: el PP estaba antes en la oposición y ahora gobierna… Todo depende del color del cristal con que se mira.

Y una cierta improvisación que aumenta el desasosiego social. ¿Es que no sabían lo que se iban a encontrar? ¿No habían elaborado planes de emergencia para una actuación inmediata? ¿Se sabían la lección, habían trabajado los equipos, había un «Gobierno en la sombra» Parece que no. Este país necesita ideas, impulsos, rebajar las cotizaciones fiscales de las pymes y los autónomos para que contraten nuevos trabajadores, un plan para sacar del paro a los jóvenes, impulso de los sectores clave de la economía, una apuesta por la educación, equidad en la sanidad, rebajar de verdad los michelines de la Administración, facilitar el crédito a las empresas y a los particulares, lucha a muerte contra el fraude fiscal y la economía sumergida, mirar a los ciudadanos más que a los mercados. Dar confianza y seguridad al ciudadano… Cada medida de austeridad debería ir acompaña de otra de incentivo. Pero sólo nos hablan de sacrificios de los ciudadanos, especialmente de los que ya están controlados al céntimo. El crédito es corto y se pierde fácil. Más cuando el PSOE, si puede, ponga orden en su actual gallinero.

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