Charo Zarzalejos – Rubalcaba busca el sitio del PSOE.


MADRID, 16 (OTR/PRESS)

Cuatro horas de conversación dan para mucho, para mucho más de lo que el líder de la oposición contó a su salida del encuentro con el presidente del Gobierno, pero dado el carácter de ambos y la experiencia política que juntos y por separado acumulan a sus espaldas nos vemos resignados a quedarnos con lo que oficialmente se contó.

Partiendo de esta premisa y que solo desde la insolación se podía pensar que de este encuentro saliera algún acuerdo cerrado, la cita de Moncloa no podía dar más de si, aunque sí ha llamado la atención que se den casi cinco meses para acordar tanto el Tribunal Constitucional, como RTVE. La experiencia dice que cuando los plazos quedan tan abiertos es, sobre todo, para eliminar presión y evitar ansiedades propias y ajenas, de manera que es más que probable _coinciden PP y PSOE_ que antes de Junio estos acuerdos se hayan materializado.

En cualquier caso, no hay que empujar. No hay que empujar al Gobierno para que, por ejemplo, presente Presupuestos y, desde luego, no hay que empujar al PSOE y más en concreto a Alfredo Pérez Rubalcaba para que ya mismo diseñe el mapa de su política de oposición. Rubalcaba necesita un tiempo para buscar el sitio adecuado para su partido, un partido que inicia una dura travesía del desierto, que tiene que repescar nada menos que 200.000 afiliados que han dejado de serlo y recuperar la confianza de esos cuatro millones de ciudadanos españoles que le han dado la espalda. Para colmo, las elecciones andaluzas están a la vuelta de la esquina a las que los socialistas andaluces acuden abiertos en canal.

Rubalcaba, que no es un extremista de izquierda, se tiene que medir con Rajoy que no es un derechista peligroso y talibán y tiene que elegir el líder del PSOE el terreno en el que se quiere mover. De momento, la reforma laboral y todo lo concerniente con los derechos civiles, son los primeros escenarios elegidos. Nada más lógico que la oposición muestre sus propios perfiles en asuntos que les resultan especialmente sensibles. A partir de ahí, el auténtico reto es modular esa oposición.

Si presentan al PP como a un partido esclavista, se equivocarán. Si presentan al PP como a un partido que lo que quiere es llevar a las mujeres que aborten a la cárcel, se equivocarán. Si, en definitiva, juegan a caricaturizar al partido que hoy Gobierna en España y presentarlo ante la opinión publica no como el partido que realmente es sino como al PSOE le gustaría que fuera percibido por los ciudadanos, el error será mayúsculo. Error tan mayúsculo como el que cometen los sectores más duros y recalcitrantes cuando presentan al PSOE como una especie de maleficio al que hay que hacerle vudú día sí y día también.

La tarea de Rubalcaba no es menor. El papelón que tiene por delante Rajoy es para echarse a temblar y si en este país fuéramos capaces de evitar el cainismo, de salir cada cual de su trinchera, de mirar para atrás sin ira convendríamos que lo mejor que nos puede pasar a todos es que ambos acierten a la hora de gestionar su propia posición y en las muy saludables discrepancias. No es buenismo ni candor; es la convicción de que la política no está reñida con la inteligencia.

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