Francisco Muro de Iscar – Corrupción, blanqueo, transparencia


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

Agua caerá poca, pero escándalos de corrupción, sin parar. Ahí no hay sequía y da para todos. Corrupción porque falta transparencia, blanqueo para evitar la transparencia y que no se castigue la corrupción. He tenido la oportunidad de asistir a una interesante jornada sobre prevención del blanqueo de capitales, un asunto de máximo interés. Confieso que terminé con muchas dudas, pero es que algunos ponentes -abogados, notarios, magistrados y fiscales-, pusieron serios reparos a la legislación que controla el blanqueo -«si todo es blanqueo, llegó a decir un fiscal, al final nada será blanqueo»-, y dejaron sobre la mesa un debate abierto acerca de cómo se persiguen estas tramas delictivas, el crimen organizado, la obligación de notarios, abogados, empleados de banca, etc., de informar sobre movimientos sospechosos, la diligencia debida en estos casos y hasta el «delito imprudente», fundamental para que se descubra o no a los blanqueadores. Fascinante, al menos, jurídicamente, claro.

Allí se dijo que el blanqueo de capitales es una transnacional, «la quinta potencia mundial en PIB», que persigue la deslocalización y que mueve ¡145 mil millones de euros al año!. Como para no tomarlo en serio. Pero como digo, lo del delito imprudente me llamó poderosamente la atención. Un juez ponía el ejemplo imaginario de un bar al que no iba nadie y cuyo propietario ingresaba todos los meses en el banco 4.000 euros, que luego se transferían a otra cuenta. ¿Se puede acusar al director de la oficina bancaria de «delito imprudente» por no haber informado al SEPBLAC, el Servicio Ejecutivo de Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias, el organismo competente en la lucha contra este delito? La respuesta parece obvia.

Pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Acabo de leer que el Banco de España sabía que «Rumasa blanqueaba dinero» antes de lanzar la emisión de pagarés gracias a la cual 4.110 inversores incautos y mal informados han perdido los 385 millones de euros que entregaron al señor Ruíz Mateos. Por cierto, alguien a quien sus hijos, los pobres acaban de apuntarse al paro, echan la culpa de todas las decisiones, como si ellos no hubieran tenido responsabilidades. Aunque la CMNV si avisó del riesgo de esas inversiones, el Banco de España guardó un indiscreto silencio. Y eso que desde 2008 el SEPBLAC tenía información, facilitada por el director del Banco Etchevarría en Madrid, de, al menos, 42 operaciones sospechosas, presuntamente fraudulentas. Ingresos y órdenes diarias y transferencias del dinero a paraísos fiscales, cuyo paradero sigue siendo, al parecer, una incógnita. Me hubiera gustado preguntar a los ponentes de la Jornada sobre Prevención del Blanqueo si se podría acusar al Banco de España de ser presuntamente responsable de un «delito imprudente». Y es que si quien legisla no lo hace, aparentemente, bien, y el que controla, tampoco y si, además, falta transparencia, la fiesta es segura. Aunque tal vez lo que sucede es que mi falta de cultura jurídica hizo que no entendiera bien a los ponentes. [email protected]

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