Julia Navarro – Escaño Cero – El efecto Zapatero.


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Es a causa de la reforma laboral, dicen algunos buscando explicación al revés electoral sufrido por el PP en Andalucía. Otros achacan el fracaso a que Javier Arenas no es el mejor de los candidatos. Los de más allá aseguran que ha funcionado el voto del miedo, el miedo a que el PP entrara con las tijeras en las manos. En fin, que explicaciones hay muchas y para todos los gustos, y seguramente todas juntas forman parte del todo que explica por qué el PP no ha ganado las elecciones en Andalucía. Pero a todas las explicaciones conocidas yo añadiría una más: la ausencia de José Luis Rodríguez Zapatero.

Verán, yo creo que los últimos éxitos electorales del PP tienen mucho que ver con el deseo casi unánime de los ciudadanos de que Zapatero se marchara de la vida política. Zapatero era visto y sentido como una losa, como el causante de buena parte de los problemas que acechan a nuestro país. Y ese ansia por echar a Zapatero tuvo su expresión en las urnas, o sea en la decisión de muchos ciudadanos de que su voto fuera útil para obtener el fin deseado: la jubilación de Zapatero. De ahí que muchos ciudadanos dieran su voto al PP en las últimas convocatorias electorales, municipales y generales.

Pero Zapatero ya no está y seguramente muchos de esos más de cuatrocientos mil andaluces que en las elecciones generales votaron al PP y ahora se han quedado en casa, lo han hecho porque no sienten la pulsión de continuar apoyando a los populares. Su voto fue útil para desprenderse de Zapatero y ahora o se abstienen o votan a otras opciones, o esperan tiempos mejores.

Yo creo que los propios socialistas son conscientes de que el expresidente es un valor negativo de ahí que prefieran que permanezca en un segundo, tercer, cuarto plano, vamos que cuanto menos aparezca y se deja ver mejor que mejor, porque seguramente han llegado a una conclusión obvia: Zapatero resta no suma.

Desde luego hay un antes y un después de las elecciones del 25 de marzo, y es que se ha abierto la puerta a la recuperación política del PSOE, lo que está provocando un desconcierto, y yo diría que cierta rabia, en algunos sectores del PP y sobre todo entre sus terminales mediáticas. Creían que lo suyo era ir de éxito en éxito y no les cabía en la cabeza que el PSOE se pudiera recuperar ni siquiera mínimamente. Además, las encuestas les auguraban que iban a ganar en Andalucía. Y no les cabía la menor duda de que iba a ser así. Ahora la familia popular se ha quedado descolocada, intentando comprender lo sucedido, simplemente porque habían olvidado que la política, lo mismo que la vida, nunca es una foto fija.

El PSOE está hoy mejor que la semana pasada, pero aún así tampoco debe de confiarse. Va a gobernar Andalucía no porque haya ganado las elecciones sino por obra y gracia de Izquierda Unida que ha recogido buena parte del voto de izquierdas que ha huido de las siglas socialistas. Y desde luego el que vayan a gobernar no significa que se pueda borrar el escándalo de los ERES, una de las sinvergonzadas más grandes que se han perpetrado en política. De manera que lo peor que puede hacer el PSOE es confiarse y, sobre todo, confundirse.

Se abre una etapa nueva, en que España será menos monolítica de lo que esperaban en el PP, pero eso, lejos de ser una remora, es positivo, porque siempre es mejor el pluralismo.

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