Fermín Bocos – Con las manos atadas.


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

Frente a la arbitrariedad del Gobierno argentino, España tiene las manos atadas. Para hacer frente al expolio de las acciones de YPF, la parte mollar de REPSOL, apenas disponemos de otras armas que las retóricas y, en su caso, distantes tribunales internacionales a cuyos arbitrajes Buenos Aires suele hacer oídos sordos. La precariedad de España se debe a que REPSOL es una más de las cerca de cuatrocientas empresas nacionales que operan en Argentina. Inversiones que, según algunos cálculos, pasan de los 20.000 millones de euros. Banca (Santander, BBVA), telecomunicaciones (Telefónica), seguros (Mapfre), cadenas hotelera (NH), constructoras, empresas de alimentación, etc, etc. España es el primer inversor extranjero en un país como Argentina gobernado por una casta de familias peronistas que cultivan la demagogia contra el sistema capitalista al tiempo que han hecho de la rapiña y la acumulación de capitales una de sus señas históricas de identidad. El peronismo es una mala costumbre de los argentinos que una y otra vez acuden a los políticos de este signo para dejarse engañar por sus proclamas populistas. El expolio que ha sufrido REPSOL no ha sido resultado de un pronto de la presidenta Fernández de Kirchner. Es el resultado de un plan urdido con la finalidad de desestabilizar a la compañía para hacerse con ella a un precio irrisorio.

Las amenazas de expropiación de YPF habían conseguido que el valor se depreciara en la Bolsa, abaratamiento que hará que las eventuales indemnizaciones, lo sean a precios de saldo. Rapiñan la parte española (más del 50 por ciento) y dejan intacta la argentina del Grupo Petersen (familia Esquenazi), un presunto «gran amigo de España». Brufau que llevaba meses con la mosca tras la oreja, oliéndose la tostada, hizo todo tipo de gestiones en Buenos Aires, soportando, según se dice, algún que otro desplante de la presidenta. Como el que tuvo que tragarse Felipe González cuando quiso entrevistarse con ella y la doña no se dignó. En esta situación, ¿qué puede hacer el Gobierno de Mariano Rajoy? Poco. De Bruselas, tampoco podemos esperar gran cosa. Solo Brasil podría ayudarnos, pero, ahora que han echado a los españoles, los brasileños -que tienen mucha experiencia en el negocio del petróleo-, a lo mejor están pensando ya que alguien tendrá que explotar el gran yacimiento de Vaca Muerta. En cuestiones de negocios, no hay amigos, lo más a lo que se puede aspirar es a tener socios. Ya digo, en este asunto, España lucha con las manos atadas.

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