Carlos Carnicero – El vértigo de Rajoy. La sobredosis de destrucción.


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

Suponiendo que las elecciones fueran un contrato entre el candidato y los electores, Mariano Rajoy tendría que estar en el banquillo de los acusados. Probablemente estamos asistiendo a la mayor estafa de la democracia. Y la sociedad no reacciona atenazada por el miedo.

Mariano Rajoy ni siquiera puede alegar ignorancia de la situación que tenía España cuando presentó su programa electoral. Imposible hacer una recopilación de sus incumplimientos sobre promesas concretas.

En un estado moderno perteneciente a la UE no pueden ocultarse las cuentas públicas. Y los incumplimientos se han hecho desde el conocimiento previo de la situación. Promesas rotas desde no subir los impuestos a la bajada de renta de las pensiones mediante la introducción del copago. Aprobar los presupuestos y modificarlos con un recorte añadido de 10.000 millones de euros en sanidad y educación -en menos de quince días- fue el primer paso adelante que confirma la destrucción de nuestro modelo de sociedad. Recortar recursos de Sanidad es un crimen contra la salud de los más débiles. Hacerlo en Educación es retrotraer a la sociedad en el tiempo e imposibilitar la única igualdad que de verdad proporciona un estado de derecho. Si ni siquiera una educación de calidad para todos permite arrancar desde el mismo punto de partida, el futuro será mucho más injusto.

Todo este responde a un planteamiento ideológico ultraconservador cuyos exponentes más claros, quizá por lo sorprendente, son Alberto Ruiz Gallardón y José Ignacio Wert. Gallardón, como ministro de Justicia, encabeza el retroceso en las libertades públicas de las mujeres. Su defensa de las madres es sencillamente un sarcasmo cruel porque ni siquiera está acompañada en la reforma laboral aplicando protección a las madres y a las mujeres que queden embarazadas estando trabajando. Dosis de ideología integrista adobadas de un marketing de paternalismo insoportable. Gallardón define a la mujer desde unos parámetros ideológicos.

Las reformas en sanidad son terribles. Pero la tecnología mediática para aplicarlas es obscena. En síntesis se esgrime algunos defectos que son indiscutibles -como el excesivo gasto farmacéutico- para a continuación hacer de la anécdota categoría y extender los recortes a todo el sistema y a los más débiles.

El retroceso en el terreno de las libertades públicas se ha manifestado en el asalto que se prepara a RTVE y en los proyectos de endurecimiento del código penal que atañen a las libertades en las redes y a medidas de represión como el considerar una cadena humana atentado contra la autoridad.

El vademecum de medidas de recortes y represivas tiene una cadencia tan rápida que una restricción es superada por la siguiente. Imposible seguir el ritmo a la destrucción de nuestro modelo social. La explosión social está asegurada y nadie parece percatarse que la situación actual es sencillamente insoportable.

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