MADRID, 28 (OTR/PRESS)
La semana venía como para olvidar. Los mercados no daban tregua al IBEX. La agencia de calificación S&P nos daba la puntilla rebajando la solvencia de la deuda de España. En fin, el chorreo de malas noticias parecía imparable. Internamente, además, se conocían las cifras de desempleo de la EPA. Lo peor. El paro se aupaba hasta el 24,4 por ciento, cifra no conocida en España. El personal se venía abajo. Sin embargo, al final la bolsa lograba frenar la sangría y avanzaba en la semana un 1,5 por ciento. La subasta de deuda italiana y sobre todo las medidas anunciadas por el Gobierno de Rajoy de más impuestos y menos cotizaciones sociales, plan para luchar contra todo tipo de fraude y racionalización de la Administración gustaron y los ataques se moderaron.
Los analistas ven demasiados problemas para el conjunto de la zonaeuro. Ya no dan miedo sólo Irlanda o Portugal, España o Italia. Los peligros se han extendido a Holanda y a Francia y aunque la señora Merkel ha repetido que los planes de ajuste fiscal no tienen marcha atrás ha abierto la ventana a un mayor respaldo financiero del Banco de Europeo de Inversiones. Oxígeno para animar las economías y para las bolsas. De ahí que la impresión generalizada es que a pesar de que se produzcan nuevas caídas puede haber rebotes interesantes que habría que aprovechar. La idea de que no sean los países los que directamente dediquen recursos a políticas de crecimiento y por tanto puedan seguir ajustándose es una idea que se manejará durante los próximos días y que puede ser clave para armonizar las dos corrientes que se abren paso en el seno de la Unión Europea.
En nuestro país, está claro que la subida del IVA, al margen de que el Gobierno hubiera dicho que no lo iba a subir y que se puede discutir, no tendría sentido en una economía deprimida si no fuera acompañada de la bajada de las cotizaciones. Como recordaba ayer un colega esta combinación salvó a Alemania y puede ser también nuestra mejor medicina. La economía española tiene únicamente dos salidas: la devaluación interna de precios y salarios que está produciendo efectos, pero no suficientes o la devaluación fiscal: subir el IVA y bajar cotizaciones para ganar competitividad, para exportar más. Todo ello, claro, sin olvidar las reformas estructurales y la austeridad. Estos son los caminos elegidos y plasmados en el Programa de Estabilidad donde el paro seguirá siendo un grave problema y el crecimiento muy limitado. Es un plan para una situación de emergencia que no sabremos si funcionará hasta dentro de bastantes meses.
