Luis del Val – Amarga victoria


MADRID, 30 (OTR/PRESS)

Tras la derrota ante José María Aznar, Felipe González acuñó el término «dulce derrota», que es casi un oxímoron, y que le obligó al nuevo presidente del Gobierno, entre otras cosas, a «hablar catalán en la intimidad».

Como todo vocablo o locución suele tener un antónimo, podríamos decir que el logro de la presidencia de la Junta de Andalucía, gracias a los votos de Izquierda Unida le va a suponer una «amarga victoria» a José Antonio Griñán, porque la mano que mece el sillón en el que se sienta, y va a volver a sentarse, puede derribarlo de un manotazo, quien ya ha declarado que no piensa llevar a cabo recortes ni en Sanidad, ni en Educación ni en Canal Sur. La intención es tan buena como escaso el dinero, y algo habrá que quitar de esos 32.000 millones de euros del presupuesto para 2012, a no ser que los chicos de Montoro, se monten en el AVE, desembarquen en Santa Justa, y, con las calculadoras en la mano, comiencen a rebajar partidas, se ponga como se ponga Izquierda Unida. Y, si eso sucede, la situación de Griñán va a ser bastante incómoda, porque te dejan habitar la casa, pero los que disponen del presupuesto y deciden en qué se gasta, en qué se ahorra y en qué no, van a ser unos técnicos de Madrid, inmunes a las sevillanas, el barroquismo, la lucha de clases y el marxismo pasado por alegrías de Cádiz.

De la misma manera que De Guindos les advirtió a los empresarios catalanes, no hace mucho, que «van a saber lo que son recortes, si la UE nos interviene», el gobierno de Andalucía puede enterarse de lo que vale una nómina y una peonada, si no se cumple lo que Izquierda Unida parece querer incumplir. Y un detalle: el victimismo ya no levanta ni lástima ni simpatías, cuando todos estamos en el mismo grupo de damnificados.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído