Esther Esteban – Más que palabras – La componenda.


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

Iñaki Urdangarin ha pasado del «vengo a defender mi honor y demostrar mi inocencia «, que dijo escuetamente antes de declarar ante el juez, a reconocer su culpabilidad y mostrarse dispuesto a devolver el dinero, si el fiscal le pide menos de dos años de prisión y elude así entrar en la cárcel. Este intento de pacto de su abogado con la fiscalía, ha tenido una impacto tremendo en la opinión publica, que esta digiriendo mal, muy mal, como es lógico, todo lo que rodea a este escándalo.

Según dicen los expertos jurídicos, este pacto para evitar que el marido de la Infanta de con sus huesos en la cárcel, tiene pocas posibilidades, teniendo en cuenta que el delito que se le atribuye es de malversación de caudales públicos, cuya pena puede oscilar entre tres y seis años de cárcel. Por lo tanto, aunque fuera, finalmente, condenado en su variante mas leve, incluso teniendo en cuenta que no tiene antecedentes penales, lo más probable es que entre en prisión si es declarado culpable.

En el caso de Urdangarin no solo se trata de que devuelva el dinero, que también, sino de demostrar que en este país, como dijo su propio suegro, la Justicia es igual para todos, y hacer cualquier tipo de distingo en este asunto dañaría aun mas la imagen de una institución muy debilitada últimamente y con demasiados frentes abiertos.

Los defensores de que se pacte para evitar la foto del yerno del Rey entrando en prisión, argumentan que esa figura legal existe y otros muchos delincuentes de guante blanco se han acogido a la misma, por lo que la vara de medir ha de ser idéntica en este caso que en otros. La diferencia, mas ética que legal, está en que, precisamente, por ser quien es, la actitud debe ser mas ejemplar y ejemplarizante que la del resto de los mortales.

Se puede argumentar, incluso valorar, el daño que todo este asunto puede hacer a la institución, pero ese daño ya está hecho y un trato de favor ahondaría aun mas en una herida que, lejos de cicatrizar, resulta mas sangrante a medida que se conocen nuevos datos del caso. El caso Urdangarin a diferencia de otros, en los que los acusados de corrupción pactaron sentencias de conformidad, es precisamente de quien se trata y lo que representa. Y por eso se debería de huir de cualquier tipo de componenda por muy legal que sea. La causa debe seguir su curso y se debe llegar hasta el final cada quien caiga. Si el yernísimo no tuvo ningún tipo de escrúpulos a la hora de conseguir pingues beneficios utilizando lo que es y representa, tampoco ahora se puede pedir para él un trato de favor en nombre precisamente de lo que es y representa. En cuanto a su socio, que amenaza con desestabilizar la monarquía si hace públicos los correos relacionados con el caso, su chantaje es tan burdo que no merece la pena entrar al trapo. Que enseñe lo que tenga que enseñar y así se evitaran muchas sombras de sospecha innecesarias, porque este asunto es ya de por si tan apestoso que da igual un ingrediente mas. Es mucho mejor que salga todo a la luz que ir descubriendo la verdad en pequeñas dosis.

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