Fermín Bocos – Tiempo de cerezas.


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

Aunque en sus primeras declaraciones tras conocer el resultado de las elecciones francesas Mariano Rajoy ha dicho que la austeridad no es incompatible con el desarrollo -en clara alusión al programa de Hollande que propone una vía alternativa a la política seguida por Sarkozy y Merkel- se nota que la victoria del candidato socialista no le ha causado un gran disgusto. Todo lo contrario. Para la política de ajuste y recortes que impulsa el Gobierno español en razón del compromiso de cumplimiento del déficit impuesto por Bruselas -compromiso, en la práctica, imposible de alcanzar en un solo año-, la victoria de Hollande supone un respiro.

Es sabido que el futuro inquilino del Elíseo es partidario de acompasar el Pacto Fiscal Europeo con otro acuerdo para estimular el crecimiento. La austeridad -ha dicho Hollande-, no puede ser una fatalidad. Este mensaje, fácil de asociar con el descontento creado por las medidas de ajuste impuestas por el Gobierno de Sarkozy, ha sido una de las claves que explica la victoria del candidato socialista. Después vendrá la otra parte. La «realpolitik», el momento de la verdad, en el que Hollande tendrá que pasar de las musas al teatro y explicar cómo se logra reanimar una economía como la francesa, que sin llegar a la recesión, como ocurre con la española, está estancada. Eso le llevará su tiempo y, mientras tanto, en lo que afecta a España, el posible reajuste del eje Berlín-París aportará un margen de maniobra que quizá permita aflorar los primeros frutos de las reformas. Para Francia ha vuelto un «tiempo de cereza» que, por una de esas paradojas en las que se complace la política, puede que no sea malo para España. A veces, en la política, ganar tiempo es vencer.

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