Carlos Carnicero – 15-M, la pólvora y la mecha.


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

Domingo de resurrección. Muchos creían que el 15-M estaba muerto. Las plazas y las calles volvieron a llenarse. De nuevo se abrieron las grandes alamedas. Hubo determinación; la indignación dejó atrás la resignación y volvió a eclosionar al aire libre. No hubo violencia sino resolución. El Gobierno no pudo acudir a la existencia de «radicales» porque lo que discurrió por la calle era absolutamente razonable. Lo demuestran, incluso, las encuestas que se publican sobre el hartazgo de los españoles, incluidos muchos del PP, de todo lo que está ocurriendo y de la forma de gestionarlo.

Veamos: las plazas llenas, en pacífica valentía, y las encuestas publicadas certifican un descontento creciente. El vocablo «indignación» rebela un estado colectivo de desacuerdo radical con la falta de exigencia de responsabilidades a los causantes de esta tragedia colectiva. Desacuerdo firme con la diferencia con que trata el estado y sus instituciones a los ciudadanos comunes y a esa élite de privilegiados que siguen enriqueciéndose sobre la miseria de los pequeños empresarios y los trabajadores. Los jóvenes se sienten asediados por el desempleo, pero también por los recortes en educación y los nuevos límites a la libertad de expresión. La sociedad española es un barril de pólvora esperando una mecha.

España es un universo de civismo en donde casi seis millones de parados no han asaltado siquiera un supermercado. En donde el escándalo de Bankia encuentra comprensión: quizá no se pueda dejar caer al banco tan grande, pero con condiciones: ejercicio de responsabilidades a sus gestores, devolución del dinero que se han llevado y creación de una banca pública al servicio de los ciudadanos y no al servicio de los nuevos ejecutivos.

La pólvora está seca. No hay mecha, porque no se vislumbra un liderazgo capaz de dirigir el descontento a soluciones alternativas. El 15-M tiene un reto: la continuidad y la concreción de sus propuestas. No es fácil converger la corrección de los vicios que han hecho increíbles a los partidos y sindicatos con nuevas formas de representación. Quienes dirigen el 15-M desde la sombra saben que su institucionalización desde el convencionalismo de partidos y sindicatos es una reedición de lo que no ha funcionado. Pero al mismo tiempo se hace imprescindible la elección de representantes que concreten políticas realizables para doblarle el pulso al poder. Dirección del 15-M con un control eficaz de todos los que participan en esta nueva forma de hacer política.

Ayer hubo una formidable demostración de fuerza cívica. Mañana no se puede disolver esa marea sin que quede un faro para alumbrar a los que quieren pasar a una acción democrática organizada. Hay que encontrar una mecha que inicie la explosión pacífica de la pólvora. No hay muchas más esperanzas y la aparición de la extrema derecha, la xenofobia y el populismo es la alternativa amenazante al fracaso de la política.

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