Francisco Muro de Iscar – Moncloa, tenemos un problema.


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

Esto es como El grito de Munch o peor. ¿Cuántas reformas estructurales tenemos que hacer, qué ajustes fiscales, cuántos harakiris en el sector financiero, cuántas rebajas de sueldos o de pensiones, qué bajada del déficit, que aumentos de impuestos hay que aprobar para salir del agujero negro en el que estamos, para que la Bolsa no esté por debajo de la suela de los zapatos o para que la prima de riesgo no vuele hasta el cielo? ¿Quién es el interlocutor, quién puede poner freno a la sangría?

La sensación de pérdida de confianza es general y corremos un grave riesgo. Creo que no tanto por razones objetivas como por lo que parece que pasa o lo que están haciendo que parezca que pasa. No es que haga demasiado frío, que lo hace, sino que la sensación térmica es de un ambiente congelado. Y lo que parece también es que los políticos son incapaces de lograr acuerdos, de sentarse en una mesa, de transmitir una posición común, sensata, coherente, coordinada. Falta un programa global, completo de lo que hay que hacer -de lo que se va a hacer- a medio o largo plazo en todos los ámbitos. Y falta explicarlo a la opinión pública, a las instituciones europeas, a los mercados, a los inversores. Sin confianza y sometidos permanentemente a la espada de Damocles de las exigencias exteriores, ni este país ni ningún otro se salva.

España parece una marioneta en manos de una sombra. Y los ciudadanos no entienden nada, pero empiezan a tener miedo. Y eso es lo peor que puede pasar. No es tiempo de menos Europa, sino de más Europa y no se si lo es de más Estado, pero sí de política. La política de la coherencia, de la cohesión, del interés general frente a los intereses de partido. Tocan a rebato porque tenemos un problema excepcional al que no sabemos cómo hincarle el diente. O mejor, aunque sepamos cómo hincarle el diente, parece que no nos queda tiempo para hacerlo. Lo dicho: Moncloa, tenemos un problema. Podemos seguir comportándonos como si no pasara nada. O, por el contrario, el presidente podría llamar a los líderes políticos para cerrar un frente común y salir a hablar a los ciudadanos para transmitir confianza antes de que la desconfianza sea lo único que nos quede en los bolsillos. [email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído