Carlos Carnicero – El PP entierra su paradigma.


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

La llegada del PP al poder, por mayoría absoluta, se sustentó en el paradigma que nos vendió Rajoy: eficacia en la gestión pública, honestidad, adaptación del modelo económico a la realidad de la crisis, transparencia y trasmisión de confianza a los mercados y a las instituciones internacionales.

Veamos como estamos: aquellos a quienes querían inspirar confianza no pueden estar más decepcionados. Máximos históricos de la prima de riesgo. Desconfianza en las instituciones de control, y descrédito, alimentado, además de por los hechos, por el propio Gobierno de España. Ocultamiento de déficit -en Madrid, del cien por cien- en las comunidades gobernadas históricamente por el PP. Desmoronamiento de la Banca en las comunidades de Madrid y Valencia con repercusión en toda la Banca Española. Confrontación generalizada en la sociedad española. Hasta el mundo universitario ha plantado, por primera vez en la historia de la democracia, al ministro del ramo. Inspección y auditorias externas de la Banca Española. Cesión de soberanía en el control financiero.

Ausencia total de transparencia: ni se abre una comisión de investigación sobre Bankia ni se permite que comparezcan en el Parlamento los responsables de la gestión. El escándalo del presidente del Consejo del Poder Judicial se sustancia con el cierre de la investigación, sin investigar, por la fiscalía especial del estado.

Ausencia total de capacidad para generar consensos e imposición de los presupuestos generales del estado con mínimas excepciones en la aceptación de enmiendas. Cambios radicales en el modelo educativo y retroceso en la educación de la ciudadanía a niveles pre-democráticos. Recortes brutales en sanidad, educación e Investigación y Desarrollo y barra libre para Bankia, sin responsabilidades de quienes provocaron el caos. Quizá la eficacia en la gestión pública es la parte del paradigma que con más estruendo a caído en el vacío.

Las cuentas de la Comunidad de Madrid han tenido una desviación del cien por cien, ocultas hasta que la reunión del consejo de política fiscal las ha aflorado a la fuerza. La ejemplaridad en la gestión de Esperanza Aguirre era un falso mito. Ni la incursión en las aguas turbulentas de los abucheos al himno nacional han podido ocultar esta realidad.

Zapatero hizo tantas cosas más que no tiene quien le reivindique, siquiera por comparación, con este derrumbamiento generalizado del crédito del Gobierno de Rajoy.

Frente a los reclamos contra la política exterior del Gobierno socialista, la realidad de la expropiación de Repsol en Argentina y Red eléctrica en Bolivia, el reavivado conflicto con Gibraltar y el Reino Unido, dan señales importantes de déficits de gestión en la política internacional.

¿Qué le queda por enseñar al Gobierno como éxitos de gestión? Quizá la gestión del final del terrorismo no haya sufrido interrupción de la herencia (positiva) del Gobierno socialista. No es poco, pero no es suficiente.

Si el PP no corrige sus políticas, la herencia que dejarán Rajoy y los suyos es un erial de una sociedad no solo pobre sin carente de ejemplaridad, de referencias éticas y retrocesos en el desarrollo educativo y en la sanidad de un país que camina firme hacia el pasado.

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