Andrés Aberasturi – Rubalcaba tiene razón.


MADRID, 28 (OTR/PRESS)

Por mucho que se empeñe el presidente del Gobierno, hay que reconocer que lo de Bankia es raro, raro, raro. Y si bien, como dijo Rajoy, había que elegir entre «esto o dejar quebrar» a la entidad y eligió «esto», lo que el ciudadano no entiende es por qué se rechaza la creación de una comisión que investigue qué demonios ha pasado allí y qué demonios han pasado, se han sentado y han callado en su Consejo de Administración durante todos estos años. Y hablamos de Bankia por su magnitud, pero lo mismo habría que decir de otras muchas cajas menores y medianas cuya gestión ha sido nefasta para los ciudadanos e inmoralmente buena para quienes las han llevado al desastre.

Por eso lo que pide Rubalcaba para consensuar con el Gobierno, no es nada descabellado y si Rajoy ha defendido la reestructuración bancaria y el «ejercicio de transparencia» hecho con la nacionalización de Bankia, lo lógico es no sólo aceptar esa comisión que investigue lo que ha pasado, sino ponerla en marcha desde el mismo Gobierno. Pero ya se sabe que aquí quien manda lo hace con una «discreción» impropia de una democracia y no hace falta recordar muchas otras peticiones de investigación hechas por el PP en la oposición y negadas por el PSOE en gobiernos tanto autonómicos como el nacional. Parece que es lo normal.

Dice Rajoy sobre Bankia que «quizá hubiera sido más cómodo no hacer nada y mirar para otro lado, pero lo mejor cuando la situación es difícil es decir la verdad y a partir de ahí empezar a funcionar». Queda bien y tiene razón en parte, en lo de decir la verdad, pero el presidente sabe muy bien que mirar hacia otro lado no era más cómodo sino casi suicida y que para empezar a funcionar lo fundamental no es sólo inyectar dinero sino saber por qué y por dónde se han escapado tantos millones de euros sin que nadie, ni desde dentro ni desde fuera, dijera una sola palabra, diera un solo aviso de que la institución iba cuesta abajo y sin frenos.

Por eso las preguntas que se hace Rubalcaba me parecen lógicas y además necesarias, desde las comparecencias de Blesa, Rato y Fernández Ordóñez hasta saber por qué en tres semanas se ha pasado de 4.500 millones a 23.000, que no es poca diferencia. Y pide Rubalcaba algo que también está en la mente de todos: comportamiento «ejemplar» de las entidades ayudadas o nacionalizadas con las hipotecas, los créditos y las llamadas «acciones preferentes, para concluir con la exigencia de que haya transparencia parlamentaria; es decir, cómo dan el dinero, cómo lo están gastando, etc.

Lo único reprochable a estas peticiones del líder de la oposición es el pasado y algún presente: podía haberlo hecho en su momento cuando estaba en el Gobierno o lo podía hacer su partido ahora en Andalucía. Pero el «y tu más» no puede ser una respuesta y si nos enfrentamos a los problemas de hoy, habrá que buscar soluciones hoy sin mirar al pasado. Sería bueno que también Rajoy se bajara de la mayoría absoluta y entendiera que una reforma de semejante calado hay que pactarla con la oposición aun concediendo cosas que, de entrada, no estaban en tus planes.

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