Pedro Calvo Hernando – Cero respuestas.


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

El presidente del Gobierno eligió el lunes el peor de los escenarios para celebrar su primera rueda de prensa desde el comienzo de su mandato. Hacerlo en la sede de su partido y no en la del Gobierno o en sede parlamentaria es una pieza más del mecanismo rajoniano de desprecio al pueblo y a la representación popular. Además Rajoy ha rechazado respuestas o aclaraciones a cuestiones básicas de la actualidad, sobre todo de la infernal crisis de Bankia. Cero explicaciones a la negativa gubernamental para que se constituya una comisión parlamentaria de investigación para estudiar y dictaminar sobre el problema más grave de España desde el comienzo de la crisis. Cero razones para la negativa a indagar sobre el comportamiento y responsabilidades, políticas en primer lugar, de las autoridades gubernamentales y corporativas que han conducido al borde del abismo a Bankia y a propiciar la ruina de nuestro sistema financiero y de nuestra economía.

Cero menciones a la increíble arbitrariedad de haber cambiado de un plumazo el estatuto de RTVE para cargarse la democratización de esa institución realizada por impulso del anterior Gobierno. Rajoy, en todo caso, ha desaprovechado una buena oportunidad para rectificar su política de oscuridad en la comunicación, que agrava de forma alarmante la zozobra de los ciudadanos y la desconfianza de las instancias europeas e internacionales. Es una pena, ya que había dado el paso de romper su mutismo y superar la palabrería de sus viajes al exterior y de sus comparecencias con motivo de encuentros con mandatarios extranjeros. Le sugiero que sea más valiente y que añada pasos decisivos a este que quiso dar el lunes. Para que no se zambulla en el tremendo desgaste de algunos de sus ministros, como Guindos, Wert, Mato o Gallardón, cualquiera que sea su lugar en los sondeos. Si el presidente se hunde, la cosa tiene peor arreglo porque no es tan fácil sustituirlo a él como a cualquier ministro. El apoyo real de la ciudadanía solo se consigue con el exquisito respeto a la misma en todos los sentidos, incluida la diafanidad.

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