Antonio Casado – Peleados con la realidad.


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

Primera reacción del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, desde México, sobre la victoria de la derecha (Nueva Democracia) en Grecia: «Es una muy buena noticia para Grecia, para España y para la UE». Una vez más el discurso del Gobierno va por un lado y los mercados por otro. Nuestras constantes vitales más sensibles, el IBEX 35 y la prima de riesgo, seguían siendo portadores de malas noticias mientras saludábamos el triunfo electoral de quienes apuestan por la disciplina fiscal como una forma de seguir en el euro.

¿Por qué el relato de Moncloa se pelea con la realidad? Ya ocurrió con motivo del rescate bancario, cuando prácticamente a diario tanto Bruselas como la Prensa internacional tenían que desmentir a Rajoy respecto a distintos aspectos de la operación. El camuflaje semántico se está convirtiendo en un clásico del actual Gobierno, mimetizado a estos efectos con el anterior. De hecho, Rajoy siempre ha evitado la palabra «rescate». Pero no se puede llamar de otro modo el salvamento de quien está a punto de ahogarse en las turbulentas aguas de la crisis.

Asociar ese manguerazo de 100.000 millones de euros a la recuperación del crédito para empresas, familias y autónomos es otro ejemplo. Rajoy lo repitió por enésima vez el pasado fin de semana en la Interparlamentaria del PP. Sin embargo, todos los expertos coinciden en que esos fondos europeos puestos a disposición de los bancos a través del Estado (Frob) no harán fluir el crédito y, por tanto, no pueden valorarse como una palanca para el crecimiento. «Al contrario, el crédito bajará», ha llegado a decir el presidente del Bando Sabadell, Jaime Guardiola. Una valoración similar ha hecho pública alguien tan poco sospechoso como el presidente de la CEOE, Joan Rosell.

Aunque en el mejor de los casos estaríamos ante un problema de comunicación me temo que es algo más grave si partimos de la premisa mayor contenida en este lugar común del discurso de Rajoy: «Sabemos lo que hay que hacer». Es bueno prevenir el síndrome del piloto borracho. Lo malo es cuando las dudas empiezan a funcionar como las termitas. Y eso ocurre si cruzamos esa frase con esta otra de reciente factura: «España ya ha hecho todo lo que tenía que hacer».

El último en reventar ese discurso de Moncloa ha sido el FMI al recordarle que, en contra de su empeño en convencernos de que España ya ha hecho los deberes, tiene muchas tareas pendientes (subida del IVA, privatizaciones, más recortes en Sanidad, mayor control del gasto autonómico, etc.). Incluso las comprometidas formalmente, como el umbral de déficit público de 2012 (5,3 por ciento) que el Gobierno no va a cumplir, según las previsiones del FMI desmentidas por Rajoy y sus ministros.

Mal camino lleva la confluencia de los dos mensajes. Por un lado, el Gobierno dice tener claro lo que hay que hacer. Por otro, que ya está hecho y que ahora la pelota está en el tejado de la UE ¿No se está deslizando algo parecido al desaliento o el hasta aquí hemos llegado?

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