Antonio Casado – Ultimas horas de Dívar.


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

Si el todavía presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo no vuelve a hacer trampas, Carlos Dívar resignará su cargo en el pleno del Consejo convocado para este jueves. Y puede estar seguro de que la institución no se resentirá en lo más mínimo. Más bien todo lo contrario, a juzgar por los desperfectos que su comportamiento personal ha causado desde que estalló el escándalo de las facturas.

No es la persona la que viste la institución sino al revés. Por eso también figura en el debe del personaje su descarada tendencia a identificarse con la imagen del Poder Judicial. No es de recibo que pretenda endosarle las facturas del escándalo. Facturas morales, se entiende. Eso se desprende de su discurso del lunes pasado, en presencia del príncipe de Asturias, con motivo de los actos por el bicentenario del Tribunal Supremo.

Si el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial salen en las coplas del pueblo llano será en todo caso por conductas personales como las del señor Dívar. Por fortuna, la inmensa mayoría de jueces y magistrados honran al Poder Judicial con su trabajo diario. Y al final todo es cuestión de retirar la pieza averiada para que el sistema vuelva a funcionar correctamente.

Eso va a ocurrir en el pleno del CGPJ convocado para este jueves, según constatan los vocales presentes en el pleno del sábado último, en el que Dívar asumió que la situación es «insostenible» y que el día 21 anunciaría su dimisión sin hacer necesario un recuento de votos sobre su cese. A eso sólo se llegaría si el todavía presidente no cumpliera lo anunciado respecto a las medidas «contundentes» que pensaba tomar.

De modo que lo previsible es que dentro de unas horas asuma las funciones del presidente el hasta ahora vicepresidente del CGPJ, Fernando de Rosa, elegido en su día a propuesta del PP pero consensuado con el PSOE. Al tiempo, en el Tribunal Supremo asumiría la presidencia, también de forma interina, el presidente de la sala de lo civil del Tribunal Supremo, Juan Antonio Xiol, por ser el presidente de sala de más edad. La elección definitiva del presidente del Poder Judicial, que lo es automáticamente del TS, será elegido posteriormente por tres quintos de los vocales del CGPJ. O sea, que hacen falta al menos 12 votos que coincidan en un mismo nombre.

Hasta entonces, como queda dicho, Fernando de Rosa ocupará el cargo de Dívar en el CGPJ. Un hombre sensato que, a pesar de su antigua vinculación política y personal con el expresidente valenciano, Francisco Camps (fue consejero de Justicia en uno de los gobiernos de Camps), supo pararle los pies cuando éste quiso utilizar la posición de De Rosa en el Poder Judicial para que le sacara las castañas del fuego en el caso Gürtel.

Respecto a los acontecimientos derivados del escándalo por los fines de semana caribeños de Dívar, Fernando de Rosa ha estado trabajando en silencio para procurar una salida airosa, digna y no abochornada, del que por unas horas más aun es presidente del CGPJ y del TS.

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