MADRID, 23 (OTR/PRESS)
Las últimas tres semanas han sido de auténtico infarto en los mercados. Entre los ciudadanos la preocupación y el desconsuelo han avanzado a cotas que hacía años no veíamos. El fabuloso crédito que prometen para recapitalizar el sistema financiero no avanzaba en sus detalles; la prima de riesgo se acercaba a los 600 puntos y el bono a 10 años rebasaba la barrera psicológica y de rescate del 7 por ciento. Además, los rumores se extendían. España va a necesitar más dinero en forma de compra de bonos o de cualquier otra manera y no vamos a ser capaces de sobrevivir por nosotros mismos. El Gobierno, claro, se ha afanado en asegurarnos lo contrario. Y en el único lugar donde se lo han creído es en el parqué bursátil. El IBEX ha cerrado la tercera semana de ganancias. En concreto, esta última ha subido un 2,3 por ciento y ha rozado los 6.900 puntos.
También durante los últimos días se han celebrado reuniones importantes, aunque no en todas se haya llegado a conclusiones y propuestas rápidas y ágiles. De la del G-20 en México apenas podemos sacar conclusiones; menos aún de la celebrada en Río de Janeiro, donde ni siquiera Rajoy era presidente del reino de España sino de las Islas Salomón. Pero, anécdotas aparte, ha sido mucho más interesante y productiva la de los dirigentes de los cuatro países europeo más potentes y de la que sí ha salido un compromiso interesante de poner encima de la mesa y a la mayor brevedad posible 130.000 millones de euros para políticas de crecimiento. No consigue España convencer a Merkel de que las ayudas a la banca lleguen directamente. La canciller insiste en que la ayuda vaya del Estado al FROB y de ahí a las entidades, pero finalmente puede ser menos dinero el necesario y puede que el asunto esté encarrilado para finales de julio.
Todo esto ha calmado a los mercados y aunque es difícil aventurar lo que pueda pasar y si la confianza volverá una vez que se han puesto cifras encima de la mesa. Pero, el ambiente está más calmado y puede que hasta el BCE haga algo. Eso sí, los ciudadanos aún no sabemos muy bien cuáles van a ser las contrapartidas. O lo sabemos demasiado y habrá que empezar a hacerse a la idea de que seguiremos trabajando más por menos el que tenga trabajo y que el que no lo tenga aún tardará en encontrarlo. Lo que sí es seguro es que se están sentando las bases para que la economía española salga del letargo más pronto que tarde, con más ayuda o menos ayuda, pero saldrá.