MADRID, 29 (OTR/PRESS)
Sabíamos que el fútbol era la política por otros medios pero por si cabía alguna duda ahí tenemos como paradigma la marcha de la Eurocopa. Alemania que partía como favorita ha sido apeada de la competición por una Italia renacida que volverá a medirse con España en la porfía por el título. Antes de disputar el partido, las apuestas eran favorables a los alemanes. Algo similar ocurría en Bruselas donde en las horas previas a una cumbre decisiva para el futuro del euro todas las cábalas apuntaban que la canciller Angela Merkel no daría su brazo a torcer y mantendría la conocida política alemana de conseguir el objetivo de déficit.
Ahora sabemos que, al igual que ocurrió en el fútbol, también en la política fallaron los pronósticos. Para bien de los intereses de España, Alemania cedió y habrá dinero del fondo de rescate para recapitalizar la banca pero sin trasladar la deuda al Estado. Merkel gusta de llevar su juego hasta el límite agotando psicológicamente a sus interlocutores, pero parece que no contaba con que Monti y Rajoy fueran capaces de plantarse y resistir amenazando con bloquear el pacto. Resistir fue, también, la clave de los empates y victorias, en algún caso agónicas -España Vs Portugal-, conseguidas por las respectivas selecciones de fútbol. Merkel a la que vimos dando saltos de alegría cuando Alemania le metió cuatro goles a Grecia, se tendrá que conformar con aquella victoria. La «squadra azzurra» le ha dado un buen repaso a una Alemania tan prepotente en el fútbol como en la política. Lástima que el domingo no podamos devolver el favor a nuestros amigos italianos porque, obvio resulta decirlo, la «Roja» tiene el compromiso de entrar por la puerta grande de la historia del fútbol europeo renovando el título de campeona de Europa. Que así sea y que todos lo podamos celebrar porque falta nos hacen las buenas noticias.