Fernando Jáuregui – Siete días trepidantes – ¿Recuerda usted aquel triunfo de «La Roja»?


MADRID, 07 (OTR/PRESS)

La memoria, incluso para los buenos recuerdos, es flaca. Sobre todo, cuando la sepultan las malas noticias. Fue breve el goce de la prima de riesgo que bajaba y de los valores del Ibex que subían tras una «cumbre europea» que parecía sensata y en la que los «cabezas de huevo» que regentan la UE mostraron, rara avis, sentido común. Luego, unas declaraciones/decisiones insuficientes del presidente del Banco Central, Mario Draghi, congelaron las sonrisas aliviadas.

¿Dónde quedaban, al final de la semana, aquellas sonrisas? ¿Dónde la euforia por el eurotriunfo de la selección nacional de fútbol? Los mercados, como la mente de las gentes, son veleidosos. Y la semana, que comenzó con la botella medio llena, concluye con la botella medio vacía y con los ánimos ciudadanos más o menos como andan la mayor parte de los días en los últimos meses: por los suelos.

Claro que es cierto que son demasiadas las cosas que pesan sobre ese ánimo ciudadano: tome usted lo de Bankia, por ejemplo, y las imputaciones que han llegado desde los juzgados sin que el tema haya pasado, ay, por el Parlamento. O tome usted la constatación de que, por mucho que los expriman, las autonomías y los ayuntamientos no tienen dinero, lo que redundará en mayores cifras de paro, por mucho que usted vea a rebosar los chiringuitos veraniegos. O aguarde la llegada de los mineros, dentro de horas, a Madrid, donde los indignados del 15-M han encontrado ahora un buen motivo de inspiración para manifestarse.

Me tocó, este fin de semana, moderar un acto en el que el actor Arturo Fernández y el empresario Arturo Fernández debatieron sobre el futuro de este país nuestro llamado España. El uno, el primero, no quiere oír hablar de problemas y pide poner el acento en el optimismo; el otro pronostica un otoño muy difícil. Solamente se encontraron a la hora de decir que España es un país maravilloso. Sin duda, pero tenemos que convencernos de ello.

Y, hoy por hoy, con la que nos está cayendo encima y con lo que nosotros mismos vertemos sobre nuestras cabezas, esta convicción se aleja. Y me temo que prima la versión futuróloga del Fernández-empresario sobre la vitalista del Fernández-actor. Y Rajoy, nos cuentan, preparando, en plena temporada turística y con ya cotidiana presión europea sobre su resignada cabeza, la subida del IVA. Mala cosa.

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