Andrés Aberasturi – Este no es el camino, señor Rajoy.


((ROGAMOS A LOS ABONADOS SUSTITUYAN LA ANTERIOR COLUMNA DE ABERASTURI POR ESTA DEBIDO A UN ERROR EN LA TRANSMISION))

MADRID, 13 (OTR/PRESS)

Desde la tranquilidad interior que me produce haber sido enormemente crítico con el gobierno de ZP -entonces quien esto escribe recibía toda clase de insultos por «fascista» y demás tonterías- me siento con el derecho y la obligación de decirle a Rajoy -ya sé que tan inútilmente como cuando se lo decía a ZP- que este no es el camino, que el ajuste duro, los recortes, las subidas de impuestos indiscriminadas y muy especialmente la comunicación que se hace de todos estos sacrificios, están volviendo a la ciudadanía contra el Gobierno, una ciudadanía que mayoritariamente les vetó para que enderezasen el sin-rumbo cobarde e ignorante de ZP que nos llevaba sin duda hacia el abismo. Por eso ganó las elecciones Rajoy y se apresuró a poner una contención a aquel desbocamiento zapateril; lo que no se esperaba es que esa contención fuera un muro de hormigón armado donde nos íbamos a estrellar la mayoría de una forma brutal pero con huecos por los que siguen pasando tranquilamente los coches oficiales y, en general, los de esas empresas llamadas partidos políticos y alrededores.

Mire usted, don Mariano, lo de pedir que también los disputados renuncien a su paga de Navidad no es más que un gesto, necesario, claro, faltaría más que sus señorías no entraran en ese juego, pero un gesto frente a una realidad mucho más seria y dolorosa. Le cuento lo que muchos haríamos antes o por lo menos a la vez que subir el IVA.

-De entrada cerrar, pero de verdad, no sobre el papel, los cientos y cientos de empresas públicas absolutamente inútiles. Es que hay más de cuatro mil y por si no lo sabe, después de que su Gobierno lo dijera, ¡han cerrado dos! ¡dos señor Rajoy! que es que da hasta vergüenza decirlo.

-No se puede aprobar por decreto lo del IVA para ya mismo y dejar para el 2015 la disminución de los concejales. ¿Y por que no de los diputados con sus sueldos y sus chollos? ¿Y por que no de esa casta absolutamente improductiva que son los senadores dedicados a la conspiración interna y externa? Incluso le vendría bien a usted cerrar de una puñetera vez el Senado y si no sabe por qué lo digo, me llama y se lo explico. Lo del Senado no es una obsesión particular; es que resulta inmoral pedir competitividad y productividad a los españoles y mantener ese panal con el dinero de todos. Dígame una cosa, una sola cosa que justifique la existencia del Senado en los últimos treinta años.

-¿Hablamos de la amnistía fiscal que no es sólo una inmortalidad sino un fracaso anunciado?

-¿Hablamos de las subvenciones, jubilaciones, indemnizaciones y dietas no sólo a los políticos -que también- sino por ejemplo a los bancos intervenidos y salvados por todos nosotros?

-¿Hablamos de la deuda de los equipos de fútbol para los que la Ley no parece existir?

-¿Hablamos de la financiación de los partidos empezando por el suyo y pasando después por Ferraz?

-¿Hablamos de verdad de los Sindicatos, la CEOE y otras instituciones que viven -y muy bien- de todos nosotros?

-¿Hablamos de un estado de las autonomías a las que no va a meter mano seriamente porque ni a su partido ni al del Sr. Rubalcaba les interesa o se atreven?

-¿Hablamos de los alquileres que pagan las administraciones por edificios de lujo teniendo como tienen cientos de locales propios infra utilizados o cerrados?

-¿Hablamos de las grandes fortunas y de lo que podrían hacer los inspectores de Hacienda si de verdad pudieran trabajar con libertad, medios y tiempo y no bajo consignas políticas de recaudación fácil y rápida? No sigo, ¿para qué?

Nunca, Sr. Rajoy, ha estado un pueblo tan dispuesto al sacrificio, pero no se olvide el peligro que supone ahogarlo. Le escribo desordenadamente e instalado en la indignación sin necesidad de tirar piedras ni hacer asambleas. Los que se juntaban en Sol, hacen ruido, pero recuerde que el verdadero peligro está en las plazas de los pueblos, en las barras cada vez mas vacías de los bares, en las reuniones familiares que incluso le han votado a usted y se sienten engañados. Esa es la España que respira cada vez con más dificultad y puede ser peligrosa si se cabrea demasiado.

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