Carlos Carnicero – La deconstrucción.


MADRID, 14 (OTR/PRESS)

Algún día se estudiará, como modelo, el proceso de deconstrucción de España. Lo que quede va a ser un solar. Naturalmente llegará la recuperación: los ricos están aprovechando la crisis, la amnistía fiscal, el rescate bancario y serán más ricos dentro de una década. Volverán a tener oportunidad la especulación. En el camino se habrá quedado mucha gente con sus sueños y sus vidas rotas. Esto es la esencia del neoliberalismo: a cada crisis le sucede una ola a los que se suben los que tienen tabla de surf; muchos se ahogan y todos tendremos que seguir remando contra la corriente de la desigualdad.

Estoy aburrido. No sólo indignado. Un cansancio histórico de quien está al corriente de los dientes de sierra del capitalismo. Quienes recortan, no sufren. Y a los que sufren no se les ha pedido opinión.

Está democracia se está deslegitimando a paso de marcha. Si el compromiso electoral permite hacer lo contrario, ¿qué pintamos los ciudadanos?.

Un referéndum sería lo mínimo exigible. ¿Queremos ser socios de una Unión Europea en la que el norte, con créditos a intereses negativos, nos hace pagar el siete por ciento por nuestra deuda? Aplauden los recortes en educación y sanidad y dicen que no somos competitivos. España exporta mano de obra. Los jóvenes no tienen futuro y los mayores ni siquiera tienen presente.

Hay que abrir un debate sobre esta Unión Europea que nos trata como una madrastra. El Sur se aleja del norte y será más pobre; sin esperanza. Los poderosos no solo no son solidarios con los que no lo son sino que ni siquiera pagan por la deconstrucción de España que han realizado con tanta eficacia. Los ejecutivos del IBEX se han subido el sueldo obsceno que disfrutan más de un cinco por ciento. Los funcionarios, otra vez reducido su salario. Los parados, con menores prestaciones de desempleo. La misma cantidad destinada para rescatar a los banqueros se les recorta a los ciudadanos.

En esta deconstrucción los partidos importantes se están evaporando. El PSOE camina titubeante sin recordar nada de cuando el socialismo democrático exigía redistribución de la riqueza. La pólvora está en la calle y la chispa estallará en cada momento. Y luego dirán que los violentos son los ciudadanos. Es demasiado para aguantarlo sin hacer nada.

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