Fermín Bocos – El Gobierno comunica mal.


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

Cuando suena el tiro y la perdiz sigue volando, el mal cazador le echa la culpa al perro. «El Gobierno comunica mal» -se dice a modo de excusa para justificar los fallos de coordinación entre ministros y ministerios-.

El caso de la paga de Navidad que seguirán cobrando los funcionarios que no llegan a los mil euros mensuales y de la que el ministro de Hacienda parece que no tenía noticia -pese a que el dato estaba publicado en el BOE- es llamativo. Pero no es el único. El mismo Cristóbal Montoro, en la rueda de prensa posterior al último Consejo de Ministros, evitó responder a la pregunta más que pertinente de un periodista que quería saber cuánto dinero estimaba el Gobierno que podría recaudar tras la ultima subida de impuestos.

No hubo manera de saberlo. Sin embargo, al día siguiente, desde el Ministerio de Economía, es de suponer que autorizado por el ministro Luis de Guindos, en un texto redactado en inglés (rindiendo pleitesía a quienes de verdad, mandan y deciden por nosotros) aparecía una cifra, luego, por cierto corregida. Total: la secuencia que abre las puertas al desconcierto: orden más contraorden igual a desorden. Está claro que el Gobierno no habla con una sola voz, pero, en esta ocasión la responsabilidad no es imputable a quienes dentro del Gabinete tienen la encomienda especifica de la Comunicación. Me refiero a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, a la secretaria de Estado Carmen Martínez Castro o a la directora general Consuelo Sánchez Vicente. Ni mucho menos.

El mal, si se me permite esta expresión, es anterior y profundo. En asuntos relacionados con la situación económica habría que buscarlo en las diferencias de análisis y enfoque que enfrentan a los ministros del ramo. Cuando la cosa va o viene de la política, para saber de donde proceden las dudas, la tardanza en la toma de decisiones, el origen de los tiempos muertos o las contradicciones, habría que fijarse en la curiosa mezcla de prudencia y premiosidad que caracteriza al Presidente del Gobierno. A este respecto, la tardanza en rectificar el injustificado apoyo inicial del Partido Popular a la diputada Andrea Fabra es muy revelador. En resumen: una cosa es comunicar mal y otra que no sea de recibo lo que se pretende comunicar.

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