Carlos Carnicero – Oswaldo Payá, una muerte con consecuencias.


MADRID, 28 (OTR/PRESS)

Oswaldo Payá era, probablemente, un interlocutor imprescindible para el futuro de Cuba. Con amplia proyección internacional, tenía capacidad de contacto con amplios sectores moderados del exilio cubano y era respetado por otros disidentes en Cuba en un universo de desunión, disputas y desconfianzas en el que siempre se ha movido la disidencia cubana.

Con buenas conexiones con la Iglesia de Cuba, siempre decidió permanecer en la isla en un entorno de cierta capacidad de movimientos.

Todo se vino abajo el día que a las seis de la mañana salió de La Habana con destino al oriente de Cuba, en un vehículo de alquiler conducido por el líder de Nuevas Generaciones del Partido Popular, Angel Carromero.

A tenor de los datos objetivos, el viaje fue muy rápido. Recorrieron 800 kilómetros, con tres paradas en el camino, hasta la provincia de Granma. Una velocidad promedio de más de cien kilómetros por hora. Una vez que se abandona la denominada «ocho vías» a doscientos setenta kilómetros de La Habana, la «Carretera Central» es un vía muy estrecha en la que es imposible adelantar a una bicicleta, si viene de frente cualquier clase de vehículo.

La investigación oficial, contrastada por fuentes diplomáticas españolas, indica que en la provincia de Granma, cerca de la localidad de Bayamo, el coche que conducía Angel Carromero, se internó en una zona en obras, debidamente señalizada, a gran velocidad. Por causas que se desconocen, el conductor frenó bruscamente en una zona de gravilla. Y después de varios volantazos, salió de la carretera colisionando con un árbol, a gran velocidad.

Las autoridades cubanas culpan al político español de «imprudencia temeraria con resultado de muerte», lo que le podría acarrear una pena de entre uno y diez años de cárcel.

La situación diplomática es comprometida, toda vez que desde el entorno de Oswaldo Payá se ha insistido en la teoría de un complot del Gobierno cubano para acabar con la vida del disidente.

Las consecuencias de la muerte de Oswaldo Payá pueden tener muchas ramificaciones. Además de la orfandad en la que queda una parte importante y respetada de la disidencia cubana, las suposiciones de un atentado pueden complicar extraordinariamente las relaciones de Cuba y España si el proceso de investigación determina que la responsabilidad del accidente fue del joven político español.

El PP guarda silencio, al igual que la diplomacia española que confirman que han tenido la oportunidad de realizar su propia investigación que sustancialmente coincide con las del Ministerio de Interior cubano.

El asunto no tiene buena pinta para Angel Carromero, uno más de los muchos extranjeros que han tenido accidentes en las complicadas carreteras cubanas donde es necesario conducir con extrema prudencia.

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