Rafael Torres – Al margen – Ese Draghi.


MADRID, 03 (OTR/PRESS)

Cómo será el Draghi ese, que «los mercados» comen, al parecer, de su mano. Claro que también hay quien supone que es al revés, que es Draghi el que come de la mano de los dichos entes espúreos. Sea como fuere, lo que dice Draghi va a misa, y como no ha dicho ni que sí ni que no, sino más bien todo lo contrario, pues «los mercados» no saben si hundirnos mucho o hundirnos un poco menos, aunque para hundirnos a base de bien nos valemos nosotros solos, bien que contando con la valiosísima ayuda de éste Gobierno.

Ahora bien; ¿quién demonios es ese Draghi, Mario Draghi, en cuyas manos está que nos vayamos o no, definitivamente, a hacer puñetas? Muy sencillo: una criatura inquietante. Hace unos días se supo que la Unión Europea, su organismo interno de supervisión, le había abierto una investigación al suponerle carente de la independencia necesaria como presidente del Banco Central Europeo por ser miembro de un club o foro internacional de líderes financieros del sector público y privado, el llamado Grupo de los Treinta.

¡Acabáramos! Este hombre, que ha sido director del Banco Mundial, vicepresidente de la empresa (Goldman Sachs) que asesoró a Karamanlis sobre la forma de ocultar el déficit griego, director general del Tesoro italiano y presidente del Comité de Privatizaciones durante diez años, una época marcada en Italia por los casos de corrupción que generó el siroco privatizador precisamente, este hombre, digo, lo reúne todo, particularmente los arcanos de ese machihembramiento entre política y negocios que tanta desgracia y tanta ruina ha arrojado sobre los pueblos del mundo, el español entre ellos.

Esperar que la salvación de nuestras finanzas, o su respiro momentáneo cuando menos, dependa de lo que diga o deje de decir Draghi, éste Draghi o cualquier otro Draghi, describe perfectamente la situación de caos que resulta de la acción de éste Gobierno que mira sólo para arriba, como los agricultores al cielo, y poco, y mal, para abajo, apara adentro. Le ponga velas o le haga vudú el Gobierno a ese Draghi, España nunca debiera descender, en su dignidad nacional, tanto.

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