José Luis Gómez – A vueltas con España – Menos sueltos y más recesión.


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

La eurozona está adentrándose en una nueva recesión que amenaza a toda Europa e incluso a la economía de Estados Unidos, donde el presidente Barack Obama tiene pronto elecciones. Para Alemania, echarle una mano a España y a Italia, mediante una rebaja de los tipos de interés, tiene un precio, pero aun siendo alto puede ser inferior al de contaminar la eurozona y Estados Unidos, cuya interdependencia es grande. De hecho, Obama ya urgió en varias ocasiones a los líderes de la UE a que tomen medidas para controlar la crisis económica, y de ese modo evitar que se contagie a otras zonas del mundo. Lo cierto es que a estas alturas se da por probable la recesión en Francia y es evidente que Alemania crece cada vez menos.

En este contexto, el Banco Central Europeo (BCE) ha recomendado a España, país con una alta tasa de paro, sometido a severos recortes sociales, que prosiga reduciendo los salarios y las indemnizaciones por despido. También propone acotar los márgenes de beneficio excesivos y liberalizar las profesiones cerradas, así como reorientar el gasto público hacia la educación y la investigación, pero todo esto parece estar en un segundo plano. La réplica de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) fue de libro: la disminución salarial aumenta las exportaciones pero deprime el consumo interno, lo que lastra el crecimiento y el empleo.

¿Por qué el BCE sugiere reducir el salario mínimo, relajar las leyes de protección laboral, permitir la negociación salarial a nivel de empresa y abolir la interrelación entre salarios e inflación? ¿Y por qué lo hace sabiendo que ese tipo de política fracasó en Irlanda, sin ir más lejos? La clave sigue estando en la devaluación interna que precisa hacer España, un ajuste mucho más duro y más lento que a través de una devaluación del tipo de cambio cuando se tiene una moneda propia.

En este tipo de escenarios, la conclusión, según el Nobel Paul Krugman, es que muchas empresas ajustan plantillas, recortan salarios, reducen costes e incluso bajan los precios. Los sindicatos alertan de que esta política puede generar tensión; máxime cuando la subida salarial apenas llega al 0,5% en los nuevos convenios en un país donde la inflación, por encima del 2%, acentúa la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, castigados a su vez por importantes subidas fiscales.

¿Conclusión? Para España toca empobrecimiento o cambio de modelo en la política europea.

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