Fernando Jáuregui – La semana política que empieza – Y usted, si fuera Rajoy, ¿qué le diría a Mas?


MADRID, 16 (OTR/PRESS)

Hay quien pide un aplazamiento del encuentro, previsto para el jueves, de Mariano Rajoy con el president de la Generalitat catalana. Y es que hay un viento que proclama la conveniencia de más dureza desde La Moncloa, desde «Madrid», con las posiciones de Artur Mas. Nada de discutir el pacto fiscal con el molt honorable; ni una concesión. Incluso, recordarle que existe en la Constitución un artículo, el 155, que habla de la posibilidad de suspender una autonomía si esta se muestra excesivamente «díscola».

A mí, esos tambores de guerra me parecen una locura, sin más. Como aquellas proclamas semioficiales que, desde Madrid, pedían a los ciudadanos que dejasen de comprar cava catalán. Es esa política, poco imaginativa, algo prepotente en mi opinión, la que ha completado la parte de culpa -mayoritaria, desde luego- que las majaderías de presidentes sucesivos de la Generalitat, primero Montilla, luego Mas, y ahora las de algún ex president, para que las relaciones entre Cataluña y el resto de España estén como están.

Claro que -es lo que yo pienso, al menos_ Rajoy debe recibir a Mas. Por la puerta grande de Moncloa, con fotógrafos y periodistas aguardando el resultado del encuentro -lo deberían contar los dos, pero ya se sabe cómo son las cosas: el Gobierno de España ha decidido perder la batalla de la comunicación, aunque Rajoy comparezca más ante los medios-. Claro que deben hablar del pacto fiscal, aunque ya se sabe que difícilmente pueda «Madrid» concedérselo a Cataluña. Claro que hay que olvidar el artículo 155 de la Carta Magna: menudo error sería esgrimirlo.

No estoy seguro de que Rajoy, que está demostrando un peligroso inmovilismo, una falta de ideas casi suicida, sea capaz de hacerlo, pero a Artur Mas, que es al fin y al cabo el líder de la formación más votada en Cataluña, hay que desarmarlo con otras tácticas y con una diferente estrategia: es fundamental que los nacionalistas -y hablo de CiU, del PNV, de los canarios de Coalicion, del BNG gallego_se sientan cómodos en el interior del Estado. Me importa un rayo la semántica, tan cara para algunos. Y me importa poco, y mucho, una Constitución que se ha quedado obsoleta en algunos de sus artículos y en un Título entero, el VIII, que regula el Estado autonómico: si hay que reformarla -y hay que reformarla_ se reforma, y en paz. Créanme: no es tan difícil.

Me parece que Rajoy tiene que hablar con Mas de Política, con mayúsculas reforzadas. El president de la Generalitat se ha puesto al frente de una manifestación que ni siquiera era la suya, y ahora vemos que ni todos los catalanes -encuestas cantan_son independentistas ni todos los independentistas lo son de la misma manera. Este lunes, al fin entrevistado en «prime time» por TVE, Alfredo Pérez Rubalcaba reiterará, imagino, que los socialistas catalanes -dejemos de lado a Maragall y su grupito ilustrado no están en absoluto por la aventura secesionista. Lo mismo, claro, que el PP. Es decir, que Rajoy, cuando se vea con Mas, tendrá detrás no solamente a su partido y a la inmensa mayoría de la opinión pública española -solamente en esto, claro está–, sino también al PSOE. Conviene que Mas lo sepa.

Pero que ello no sirva para que Rajoy siga en su posición de cabalgar sobre su mayoría absoluta, como si ahora la siguiera teniendo. Ni para dar palos sin zanahorias, A Cataluña hay que tratarla como un problema para el conjunto del Estado, del que la propia Cataluña forma parte. Y hay que sacar a pasear, desde el Estado, no desde el PP, la política, perdón, la Política, para que se imponga la normalización, la cotidianeidad, que ahora, simplemente, han dejado de existir.

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