Carlos Carnicero – España, un agujero negro.


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

La crisis tiene una densidad de masa comparable a un agujero negro. Nada se escapa a su gravedad y emite radiaciones x. Todos estamos atrapados por esa enorme capacidad amalgama que no permite acción alguna contra ella.

La relación de tragedias empieza a ser imposible. De la pobreza de los ciudadanos a la mediocridad de los dirigentes; de la reforma del aborto de Gallardón al apartheid de José Ignacio Wert. De la tentación independentista catalana a la crisis dentro del PP.

Una de la primera norma para combatir la depresión es la ordenación de los problemas de mayor a menor que haga posible abordarlos sistemáticamente. En España es imposible porque el vademecum de tragedias es dinámico, cada minuto que pasa nuestros dirigentes se encargan de una nueva provocación. Desde cobrar el taperware de los niños en la escuela a pretender mandar a los parados a limpiar los bosques quemados.

El Rey le ha cogido afición a las redes sociales. Se somete al veredicto del ciber espacio sin saber como están las naves espaciales de los ciudadanos sin rumbo. Rajoy espera a que la realidad se pronuncie por él. Rubalcaba hace cálculos en solitario, pero no nos dice que modelo de partido quiere instaurar.

Hay muchos seguidores que no tienen abanderado. La soledad de cada tragedia se calienta en los fogones de cada casa.

Los agujeros negros tienen una capacidad infinita para asumir dramas. Pero la densidad de los cuídanos que estamos en este agujero negro que se llama España empieza a ser insoportable. No tengo detalles técnicos de la gran explosión, cuando los agujeros negros se desbordan.

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