Rosa Villacastín – El Abanico – Orden pero no demasiado


MADRID, 4 (OTR/PRESS)

Qué importante es tener una buena cabeza -amueblada como se decía antes- y en definitiva, tener ideas claras. Eduardo Torres Dulce, flamante Fiscal General del Estado, participó en los desayunos que organiza Europa Press y dio un recital de altos conocimientos y enorme sentido común sobre la judicatura en general y nuestro país en particular. El es el jefe de 2400 fiscales que trabajan junto a unos 4000 jueces que como decía un revolucionario de 1789 tienen poder sobre la «vida y hacienda de los ciudadanos». Pero yo me quiero fijar en los mensajes sobre el orden que lanzó Sr. Torres Dulce. Partidario claro del libre debate y de la libertad de expresión que componen entre otros pilares fundamentales nuestro Estado de Derecho, lo dejó sentado en el coloquio posterior a su intervención de corte académica.

Orden pero no demasiado. Contó una anécdota deliciosa. Un recién nombrado miembro del Tribunal Supremo de Estados Unidos acudió con su amiga Katherine Hepburn a visitar a un viejo profesor al que le debía mucho de su éxito. Torres Dulce es un gran cinéfilo como lo ha demostrado en sus colaboraciones escritas y en sus coloquios televisivos. El viejo profesor de más de 90 años escuchaba al flamante recién nombrado para el Supremo pero se acabó durmiendo. La actriz y el juez decidieron marcharse y cuando lo hacían sonó la voz del anciano: «Orden». Lo volvió a repetir: «Orden». Y añadió, «Pero no demasiado».

Estos días que estamos viviendo con algunos excesos derivados de la situación económica que atravesamos, son los más oportunos para hacer algunas reflexiones de este estilo. ¿Cambiar las leyes? ¿Modularlas? Los jueces tienen la posibilidad de interpretar la ley según las circunstancias. El juez de la Audiencia Nacional lo acaba de hacer dejando en libertad sin cargos a los detenidos por la manifestación del 25-S. No se deben consentir los excesos pero demonizar una manifestación de protesta por la situación de dolor que afecta a muchísima gente, tampoco es lo más oportuno. Por eso, chapeau al juez Santiago Pedraz.

Y por cierto, un par de perlas del Fiscal General en el coloquio citado: habría que cambiar el término «imputado» por el de querellado o denunciado para no hacer daños irreversibles cuando hasta que no hay sentencia hay que presumir la inocencia de los ciudadanos. Y la segunda, ojo a los procesos larguísimos por aquello de quien mucho abarca poco aprieta. Puso el ejemplo del mafioso Al Capone al que acabaron cazándole por un delito fiscal a pesar de que delinquía desde que se levantaba hasta que se acostaba. También dijo Torres Dulce que no habrá conformidad en el caso Urdangarin. Casi nada.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído