MADRID, 9 (OTR/PRESS)
El FMI acaba de hacer público, en las horas previas a su reunión anual, las previsiones económicas para el conjunto de las economías del mundo. Realmente el informe es pesimista, negativo. Lo es para el conjunto y en particular para España. Lo que más ha llamado la atención es la aseveración de que la economía española decrecerá el año que viene un 1,3 por ciento, mientras que la previsión del gobierno de España reflejada en el cuadro macroeconómico que acompaña a los PGE es de una reducción de 0,5 por ciento. Además, el organismo mundial asegura que nuestro país no cumplirá el déficit ni este año ni el próximo.
Puede que el Gobierno de España ha sido excesivamente voluntarioso en su cifra de PIB para 2013. Hay muchos servicios de estudios y organismos que apuntan a un resultado más cercano al del FMI que al del gobierno. Pero, también hay analistas que creen que estará en el entorno del decrecimiento del 1 por ciento o incluso del 0,8 por ciento. El FMI no se caracteriza precisamente por sus aciertos, ni por su ojo de lince para avistar crisis. Lo hemos visto recientemente con la crisis que nos acecha y en sus continuos cambios de previsiones. ¿Ha tenido en cuenta el FMI para realizar sus previsiones los efectos de las distintas políticas de ajuste del gobierno? ¿Y el efecto que pueda tener sobre la economía la línea de crédito para el salvamento del sistema financiero?
Da la impresión de que las previsiones del FMI son excesivamente negativas y quizás pecan de lo contrario las del gobierno. Pero, al igual que individualmente o en una familia tendemos a ponernos expectativas mayores de las posibles para intentar alcanzarlas, el gobierno prevé una cifra mejor de lo posible para no dormirse ni un segundo. Vamos a ver, claro si efectivamente son capaces de abordar lo que aún queda por hacer y en toda la extensión que requiere. Lo que sin duda no ayuda es caer en el pesimismo o directamente en la depresión.
