Rosa Villacastín – El Abanico – Políticos sí, políticos no.


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Lo dicen las encuestas: la desafección de los ciudadanos por la clase política ha llegado a cuotas alarmantes en nuestro país. Y esto que para muchos es el lógico desenlace, consecuencia de la grave crisis que padecemos, es sin duda uno de los mayores problemas a los que tienen que enfrentarse precisamente los partidos políticos, los sindicatos, y todas las instituciones en general, antes de que sea demasiado tarde.

Entre otras razones porque la distancia que hoy existe entre los ciudadanos y los representantes públicos, va en aumento. Algo que vemos a diario en la calle, en las escuelas, en el supermercado y en los hospitales, lo que no puede conducir a nada bueno, solo a la aparición de los salva patrias.

Gente que solo busca su enriquecimiento personal, como fue el caso de Jesús Gil y Gil en Marbella, donde la corrupción campaba a sus anchas, y cuyas consecuencias estamos viendo ahora, en el macro juicio de la operación Malaya, que han vivido en sus carnes muchos ciudadanos de bien, y otros que sabiendo lo que ocurría prefirieron mirar para otra parte y aprovecharse de las circunstancias, sin tener en cuenta el daño que esos políticos de mano ligera, hacían a una ciudad que desde entonces está en el punto de mira de quiénes buscan una explicación lógica a tanto desatino.

Porque si bien es cierto que se construyó un paseo marítimo que atraviesa la ciudad de extremo a extremo, y que se plantaron palmeras a lo largo de toda la costa, también lo es que durante años se construyeron edificios en lo que debían haber sido zonas de recreo para niños y mayores, que no se levantó ni una sola residencia de ancianos, ni colegios públicos, pese a lo cual dejaron una deuda en el Ayuntamiento de varios cientos de millones de euros.

De ahí mi sorpresa cuando oigo decir a María Dolores de Cospedal que lo más sensato en época de crisis es que los parlamentarios de Castilla-La Mancha trabajen gratis. Ante semejante disparate solo se me ocurre preguntarle por qué no ha renunciado ella al sueldo de secretaria general del PP y al de presidenta de su Comunidad. Sería un gesto de coherencia política, y no una propuesta que pretende cambiar las reglas a mitad de partido, con la que solo pretende atraer el voto del descontento, y que lleguen al Parlamento aquellos que son ricos por su casa o tienen una profesión que les permite vivir holgadamente, con lo que la política para ellos es un juego o un negocio como bien dijo Jesús Gil y Gil en su toma de posesión como alcalde de Marbella: «Vengo a hacerme rico y haceros ricos a todos». El resultado es el conocemos.

Me sorprende que siendo una mujer inteligente, que conoce bien las tripas de los partidos, saque adelante una ley tan populista, sin que nadie en su partido le replique. Los políticos señora Cospedal, como los médicos, los profesores, deben ganar un sueldo digno que les permita desempeñar sus funciones sin tener que echar mano de la caja común. Esa debería ser la regla de oro de cualquier dirigente político con responsabilidad pública.

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