Rafael Torres – Al margen – Bildu no existe, Beiras tampoco.


MADRID, 15 (OTR/PRESS)

Si reducir la presencia política de los ciudadanos a la mera introducción a cada tanto de una papeleta en una ranura es, democráticamente hablando, muy pobre, ¿qué decir cuando la Ley Electoral, la que rige todo lo relativo a las campañas y a los comicios, restringe de manera notable e irracional la libre concurrencia a las elecciones, la pluralidad de las ofertas políticas y hasta la propia información que recibe el ciudadano sobre las diferentes propuestas políticas que concurren a ellas? Una prueba de esa restricción del derecho a una información completa, ponderada y veraz se está viendo en el tratamiento que la televisión pública hace en sus noticiarios de las campañas electorales de Galicia y del País Vasco, y que ha motivado la protesta no solo de los espectadores, es decir, de los ciudadanos, sino de los propios periodistas de la casa, cual hicieron constar el otro día, al arranque de las dichas campañas, en el curso del Telediario.

Según TVE, ni Bildu se presenta a las elecciones del País Vasco, ni nadie fuera del PP, el PSOE y el BNG a las de Galicia. En los espacios electorales dedicados al seguimiento diario de las campañas, ni una sola alusión a los actos, los mítines o el programa electoral de la fuerza política que será con toda probabilidad la segunda más votada en Euskadi, si es que no la primera. Con Galicia ocurre otro tanto: se obvia en las crónicas la concurrencia de Beiras/IU o de Mario Conde, personajes de los que si bien se espera pobre cosecha de votos, pudieran resultar determinantes en el previsible empate de esas elecciones tan polarizadas. Sin embargo, lo que termina de pasmar al espectador, al ciudadano, es la explicación que da la dirección del Ente sobre ese «recorte» a la realidad: se ajusta, según ella, a las disposiciones de la Junta Electoral, que otorgan a los partidos una atención informativa proporcional al número de votos que lograron en anteriores comicios. Qué disparate.

Y qué absurdo, pues de lo que se trata es de informar sobre los que concurren a éstas elecciones, es decir, sobre la realidad, sobre la actualidad, sobre lo que pasa, y no, como en una viaje al pasado que ya deja de contar, en función de ese pasado obsoleto. Es como si a algunos se les diera unos metros de ventaja en la salida, en tanto a otros se les obliga a retrasarse, encima, otros cuantos metros de ella. Llamar a todo eso información, democracia, igualdad de oportunidades, no alcanza el rango ni de eufemismo siquiera.

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